domingo, 5 de noviembre de 2017

"LA PURÍSIMA DEL ARAL, PATRONA DE LA ALGABA Y EL ORIGEN DE SU ROMERÍA LA ALDEA DEL ARAL"

Durante muchos años,  que tengamos constancia desde finales del siglo XIX y hasta mediado del siglo XX, ostenta el título de Patrona de nuestro pueblo. Y si bien hoy sabemos que ello no era así, sino que tal patronazgo correspondía a Santa Marta desde el siglo XVII, las publicaciones de la época, por el contrario, así lo atestiguan. Y a los hechos me remito, un periódico taurino, "El Enano" , recoge que, el martes 17 de agosto de 1897, se celebró una corrida en la plaza toros de La Algaba a beneficio de la Virgen, patrona de pueblo, y en ella José García Rodríguez, "El Algabeño", estoqueó un toro. Y no queriendo sustraerme a la tentación, aun cuando este no es el motivo de este trabajo, paso a transcribir la crónica que de tal festival se recoge en el diario "El Comercio de Córdoba" de 18 de septiembre de 1897:


"Se lidiaron nueve bueyes de la ganadería de Arriba, por la cuadrilla del Algabeño, y varios aficionados, entre ellos el Niño del Buzo. José García pasó bien de muleta á uno de los bueyes y fue aplaudido.
Después salió el toro de muerte que pertenecía a la misma vacada.
Era colorao, salpicao, grande y estaba bien de carne.
Después de toreado por la cuadrilla de José le banderillearon Sevillano y Perdigón.
El primero puso par y medio.
El segundo dos pares, uno de ellos al sesgo superiorísimo, que le valió palma y música.
Algabeño brindó por la presidencia, por la gente de La Algaba y por la de Sevilla y se fue al toro que está huido y manso.
Le pasó cerca y empañándolo y en cuanto cuadró entró a matar muy bien, cogiendo un volapié magnífico que hizo polvo al bicho.
(Ovación a José que fué sacado en hombros por sus paisanos)"

"El Algabeño" aquel año completó 42 corridas, cobrando un total de 108.000 pesetas, quedándole un líquido de 56.000 pesetas, por lo que a petición del alcalde y cura de La Algaba no tuvo ningún inconveniente en sufragar los costes de aquella fiesta en honor de la Patrona, "La Purísima".
Pero si en esta noticia pudiera entenderse que el periodista, por aquello de ser madrileño, desconocía o erró al indicar que "La Purísima" era nuestra patrona, tras tomar la alternativa, 26 años más tardes, José García Carranza, hijo del "Algabeño", quiso obsequiar el día 8 de octubre de 1923 con un festival taurino al pueblo de La Algaba. Ocasión ésta que fue aprovechada por la revista malagueña "Unión Ilustrada" para realizar un pequeño reportaje en el que se incluiría una foto donde posaba el diestro delante de "La Inmaculada, Patrona del alegre y pintoresco pueblo, cuna de los famosos estoqueadores" junto al Párroco y Antonio Torres Carranza, "El Agrimensor".

Y ya en 1935 el ABC del domingo 19 de Mayo recogía:

"Cunde la animación para la romería que en honor de la Inmaculada Concepción, Patrona de la Algaba, tendrá lugar el 26 del actual"

Así pues de lo aquí leído se deduce que:

  • Tanto era el fervor del pueblo de La Algaba a "La Purísima del Aral", sobre todo entre las mujeres, que durante mucho tiempo fue considerada patrona del pueblo. 
  • La gran devoción que siempre procesó hacia la imagen de La Inmaculada Concepción el torero "El Algabeño", José Gracia Rodríguez, de quien se dice que hizo varios donativos a dicha imagen, entre otros las ráfagas que luce actualmente  "La Purísima".
  • La estrecha vinculación que siempre tuvo la actual feria de septiembre.

Tal y como indicaba en anterior artículo sobre "La Purísima del Aral, Patrona de La Algaba" desde aquel 1855 se venían  celebrando en el mes de septiembre las fiestas en honor de “La Purísima”, hasta que finalizando la década de los veintes, el día 2 de septiembre a las cuatro de la tarde todo pudo haber terminado para siempre, pues las llamas de unas de esas velas que las mujeres del pueblo solían ofrendar, colocándola a su antojo en el altar de “La Purísima” en la iglesia de Nª Señora de Las Nieves, prendieron un ramo de flores, propagándose rápidamente las llamas al paño del altar y saya de la Virgen. A punto estuvo de arder “La Purísima.  

Sabemos, gracias a una persona que fue testigo de los hechos, que quien que consiguió librar la imagen de la Virgen fue un hombre llamado Adrian, conocido en el pueblo como el marido de “Manolita la de Ramos”, quien cuando regresaba de las faenas del campo a su casa, muy cercana a la Parroquia, escuchó a las mujeres gritando que “La Purísima” se estaba quemando. Sin pensárselo dos veces, entró en el templo y consiguió con gran esfuerzo y arrojo ir apagando con su gorra y chaquetilla el fuego. Y este acto, que bien podría calificarse de heroico, sorprendió en el pueblo por tenerse reconocido a Adrian “como un hombre no muy adicto a la Iglesia, por aquello de la política”

Así mismo, los daños sufridos por aquel incendio fueron cuantiosos, 1.500 pesetas y según refiere un familiar del famoso torero "El Algabeño" cuando la imagen de la Virgen era portada en un carro al nº 52 de la calle de San Vicente , lugar donde se encontraba el taller del escultor Castillo Lastrucci, se toparon con el torero quien al ver el estado del rosto  la imagen, muy apesadumbro prometió, y así lo hizo,   correr con los gastos de la reparación.   

No sería éste el único incidente que tendría que sufrir “La Purísima” en ocasión de las fiestas patronales. El 24 de septiembre de aquel agitado y convulso año de 1933 se dieron unos sucesos que conllevaría la recuperación, dos años más tardes, la Romería de “La Purísima” a su ermita del Aral. Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos desgranando que fue aconteciendo a partir de aquel domingo, último día de la feria de septiembre. Si bien, y con la intención de contextualizar los hechos, previamente he de hacer referencia a varios eventos nacionales anteriores que fueron determinantes en el devenir de aquellos acontecimientos:

El primero, la aprobación, el 17 de mayo, por la Cortes Constituyentes de la II República de La Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas. Esta ley venía a desarrolla la pretensión recogida en los artículos 26 y 27 de la Constitución de 1931 de imponer la laicidad del Estado. Y aun cuando permitía a todas las confesiones ejercer libremente sus cultos, éstos debían desarrollarse en el interior de los templos, y en el caso de que se pretendiera realizarlo en la calle, habrían de contar con la pertinente autorización gubernativa. Apostillando, además, que las reuniones y manifestaciones religiosas no podrían tener un carácter político, cualquiera que fuese el lugar donde se celebrase. 

El segundo, que comenzado la recogida de la cosecha, a finales del mes de mayo, los obreros del campo, no sólo de La Algaba, sino de toda la provincia de Sevilla, se declararon en huelga por no haber acuerdo en las bases de trabajo, al hacer la Federación de Patronales cuestión cerrada tanto el empleo de máquinas para la faena de recolección de la cosecha como de la libertad de contratación de trabajo. Ante esta posición cerrada de la Patronal del Campo, los jornaleros algabeños, tal vez alentados por el sindicato CNT, se resistían a firmar las bases de trabajo y abandonar la huelga. Tal importancia adquirió el conflicto que el gobernador de Sevilla, especialmente preocupado por la situación, decidió mandar a un delegado para que resolviese definitivamente el conflicto.
Pero lean ustedes y saquen conclusiones de la lectura de esta nota que, una vez se solucionó el conflicto de las bases de trabajo, el comité de huelga de la CNT (Confederación Nacional de Trabajadores) de nuestro pueblo a través de su secretario, Pedro García, remitió al periódico La Tierra:

                                            DESDE LA ALGABA

Una nota del Sindicato de Campesinos

Hace ocho días que este pueblo laborioso y esclavizado sostiene un conflicto con la Patronal agrícola por haber ido a la conquista de unas mejoras que si no fueran por justas y humanas no recurríamos a las hospitalarias columnas del diario LA TIERRA para elevar nuestra protesta y poner de relieve la concomitancia de algunas autoridades de la República con la reacción.

Por ser el tiempo de la recolección han sido presentadas unas bases provinciales las que en muchos pueblos de esta comarca han sido aceptadas con más o menos transigencias por ambas partes. Es curioso, y tratemos por ello de poner de manifiesto para que la opinión sensata juzgue las provocaciones de que somos objetos.

A los ochos días del conflicto, el gobernador civil, sustituto del Señor Labella, Sr. Alonso Mallol, envía un delegado de su autoridad a este pueblo para que intervenga en la solución del conflicto. Después de dos días de discusión en el Ayuntamiento la representación patronal y obrera, el emisario de la autoridad ordena que las bases presentadas por los obreros sean modificadas y , a la vez, que al Patronal presente una para someterla a discusión.

Las negociaciones no pueden llevarlas a feliz término porque la Patronal, según órdenes del Comité Provincial agrario cuya alma es el monárquico Sr. Huesca, tenía órdenes concretas de no transigir con ninguna de las peticiones obreras.
Colocadas en esta tesitura la Patronal, y ante la manifiesta parcialidad del delegado gubernativo, los obreros acuerdan persistir en la huelga, pues sólo se pretende por parte de la Patronal y autoridades yugular el movimiento, cumpliendo así la consigna de impedir todo triunfo de la Confederación Nacional del Trabajo.

Como era de esperar, el gobernador quiere imponer a los obreros las bases de los patronos, donde se autoriza la libre contratación y la salida de las máquinas segadoras, sin tener en cuenta que por el poco término que tiene el pueblo y lo consignado en la ley de Reformas agraria es una mofa contra la ya legislado y un atropello que se comete con los trabajadores.

Mencionamos todo esto para poner de relieve la ineficacia de las leyes de los Jurados Mixtos y el sometimiento de las autoridades al caciquismo monárquico imperante en todos los pueblos de Andalucía.

Tan pronto como la Patronal conoce la decisión del gobernador civil Sr. Mallol, con el beneplácito del alcalde, que es socialenchufista, organizan una manifestación de regocijo, dirigiéndose a la iglesia, para dar gracias a Dios por el estado de miseria en que viven los trabajadores, y a la vez seguir conspirando contra la República.

Según el proceder de estos señores, y la situación precaria en que queda el pueblo de La Algaba, no tendría nada de particular que los trabajadores tomasen una actitud digna.

                                - La Tierra -10 de Junio 1933

Queda claro que los ánimos aquel verano de 1933 estaban bastante caldeados y cualquier chispa podría prender la llama del conflicto entre miembros de los grupos encontrados de nuestro pueblo.

A comienzo del mes septiembre, una comisión de las mujeres de la hermandad de la Purísima, accesoradas por el Señor Párroco, acudió al gobernador para recabar la oportuna autorización para poder procesionar la imagen de “La Purísima” por las calles del pueblo. El gobernador, no queriendo entrar en el asunto, les contestó que por su parte no había inconveniente siempre que el alcalde garantizase el orden. Toda una decisión salomónica que le descargaba de toda responsabilidad, correspondiendo a Pedro Clavijo, el alcalde, bien autorizar la procesión con el consiguiente peligro de que pudieran producirse algún que otro altercado en el pueblo o bien no autorizarla enfrentándose al grupo de mujeres empecinadas en sacar la procesión a la calle.

Ante tal tesitura, Pedro Clavijo y sus concejales concluyeron que permitir, como en años anteriores, la procesión de “La Purísima” a buen seguro sería aprovechado por los miembros, y no necesariamente del pueblo, más radicales de los trabajadores del campo para ocasionar algún tipo de reyerta. Pues pudieran entender éstos que él, como alcalde, cedía a la presión del sector más conservador del pueblo y atendía así a los requerimientos de aquellas que se denominaban en el argot de los radicales izquierdistas “beatas mangoneadoras”. Es por ello que se tomó la decisión desde el ayuntamiento de no permitir la procesión. Y en su lugar, con el ánimo de calmar los ánimos y que el pueblo llano pudiera divertirse de forma profana, recuperar las antiguas capeas, para lo que se improvisó una plaza de toros con carretas. Del acierto de aquellas capeas da cuenta el periódico ABC.


Ya el domingo día 24 de septiembre las mujeres, después de misa, aun conociendo la decisión tomada por Pedro Clavijo, acudieron a verle para intentar que depusiera su actitud y permitiese la procesión de “La Purísima”. Pedro reitero a las mujeres su decisión, pues no quería problema, ante lo cual el grupo de las mismas, encabezadas por Josefita “la del teléfono”, Inés Herrera, Mariana Cruz y Rosario Amores, entre otras, se trasladaron a la Iglesia, y sin la autorización del párroco y alcalde, sacaron la Imagen de la Virgen a la calle. Pedro Clavijo, viéndose desautorizado, envió la guardia civil con la orden de que hacer volver de nuevo la imagen al templo parroquial. Y mientras el Párroco hablaba con la benemérita, el grupo de mujeres impartieron a los mozos que portaban la Virgen que continuara la procesión. Los agentes es entonces cuando obligan a regresar el paso al templo parroquial y detienen cautelarmente al párroco y a dos de las mujeres. Una vez en el templo, los ánimos estaban muy exaltados y alguien propuso “procesionar” entonando no ya cantos religiosos sino consignas de “muerte al socialismo” y a los “enchufistas”. El ambiente se fue caldeando y según el diario católico La Independencia de Almería, la casa del alcalde fue apedreada, enviando el gobernador al pueblo dos camines de guardias de asalto para garantizar el orden.

Cuatro días más tardes el periódico El Día de Palencia recoge la visita de una comitiva, ya no sólo de mujeres, para protestar con los hechos del día 24 ante el gobernador interino:

Las alcaldadas de siempre de los socialistas”

Ha visitado al gobernador interino una numerosísima comisión de vecinos de La Algaba, para protestar enérgicamente contra la actitud del alcalde socialista de aquel pueblo, por haber prohibido el pasado domingo la procesión de la Patrona. Le manifestaron que había herido los sentimientos de la totalidad del vecindario. Y es que, además, había detenido injustificadamente a dos señoritas y al cura párroco aunque sólo estuvieron detenidos poco tiempo.


Y mientras que hechos como los de La Algaba se sucedían por aquellos días a lo largo de toda la geografía española, la prensa católica más tradicionalista: Siglo Futuro de Madrid, La Correspondencia de Valencia, La Cruz de Tarragona, La Independencia de Almería o El Día de Palencia, entre otros rotativos, decidieron tomar los sucesos de nuestro pueblo como un claro ejemplo de la intolerancia de ciertas autoridades locales al libre ejercicio del culto católico.

Pocos días después, ya en el mes de octubre, y puesto que el 6 de septiembre se había disuelto el primer gobierno de la II República y convocado Elecciones Generales a Cortes, en nuestro pueblo comenzó a sentirse los aires preelectorales. De este modo “los patronos agrícolas” a mediado del mes de octubre repartieron íntegramente entre los obreros del campo el importe de la venta de la cosecha del regaliz. En el lado opuesto del espectro político, el Partido Social Ibérico de Sevilla, celebraría el día 5 de noviembre un mitin en la plaza de toros. He aquí la crónica del mismo:

“Por la noche se celebró un mitin en la plaza de toros de La Algaba. A pesar del frío intenso, los trabajadores acudieron en masa a presenciar el acto, que fue un éxito notario y alentador.

Hablaron Serrano, Playa, Navarro, Cuerda, Guzmán y Endoriz. Todos fueron aplaudidos con indescriptible entusiasmo demostrando el espíritu ejemplar de un pueblo rebelde, dispuesto a impedir el paso de una reacción que sueña con aplastar las ansias revolucionarias de las masas obreras.

Y el entusiasmo de las gentes, desbordados a cada instante culminando al final de cada acto cuando los oradores salieron de la plaza, en medio de una gran ovación, y llevándose la seguridad de que tampoco en La Algaba podrán nada, ni las artimaña, ni las habilidades, ni el dinero que a manos llenas derrochan una derecha que no puede comprender que es imposible aplastar los anhelos de un pueblo que prefiere morir a verse esclavizado de nuevo.”

                  La tierra – 8 de Noviembre de 1933

El domingo 19 de noviembre, día de la primera vuelta de las elecciones a las cortes, en nuestro pueblo se rompieron todas las urnas, por lo que hubo de repetirse las elecciones el miércoles 22, siendo, según recogió en el periódico el Siglo Futuro, estos los resultados:
  • 779 votos para Unión de Derechas y Agrario.
  • 29 votos para el partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux de centro-derecha.

Lo cierto es que ya poco importaba los resultados que se dieran. En Sevilla el centro derecha y la coalición de partidos de derechas habían ganado claramente, no siendo necesario celebrar la segunda vuelta.

Con estos resultados, y no sin dificultades, a finales del mes El 19 de diciembre de 1933, Alejandro Lerroux presentó su Gobierno. Gobierno que tardaría sólo dos meses en atender la reclamación de la Iglesia Católica de “terminar con las extralimitaciones reiteradamente cometidas por muchas autoridades locales contra el libre ejercicio del culto católico”.

Como no podía ser de otra forma, mucho se habló de aquel 24 de septiembre en el Casino Agrícola Patronal del Pueblo, ubicado en la calle Sevilla nº 9. El Casino era lugar de recreo y solaz para sus socios, todos ellos hombres, propietarios agrícolas con una alta endogamia familiar e identificado plenamente con el ideario de la coalición de los partidos derechas que concurriendo a las elecciones del aquel años. Por lo que una vez se restituyó la absoluta libertad de culto fuera de los templos, en una de aquellas conversaciones de casino surgió la idea de abrir la hermandad de “La Purísima” a los hombres.  Y ya puestos,  ¿por qué no recuperar la extinta Romería de la Virgen Purísima Concepción de María a Aral? . Con ello se daría testimonio al resto de España de la efectiva la restauración de la libertad de culto católico gracias al gobierno de derecha en el poder.


Un año se tuvo que esperar para que aquellas conversaciones de casino se materializasen, tiempo éste en el que se procedió, entre otras cosas, a la constitución de la nueva Junta Directiva, ya conformada por varones y presidida por Juan Antonio Carrión Gallardo como el primer hermano mayor varón de la hermandad de “La Purísima” , y la correspondiente Comisión de Festejo, que contó sobre todo con la colaboración en las funciones de secretaría y tesorería a dos de sus miembros más jóvenes, José María Carranza Rodríguez y José Bazán Romero.

Por fin llegó aquella primera romería del siglo XX. Y así se desarrolló:

El sábado 25 de Mayo, por la mañana, se celebraron carreras de cintas, por la tarde, a las cuatros, un gran partido de fútbol entre los equipos Veletas F.C. y Gimnástica Algabeña y, ya por la noche, bailes populares.

El domingo 26, todo comenzó con las primeras claras del día, 05:30 donde una banda de música de Salteras levantó al pueblo al toque alegre de diana. 08:00 partió la comitiva romera de la Plaza de España. Pasa a contar algunos de esos momentos:

Salió "La Purísima" de la parroquia por la puerta que da a la actual Plaza de España en una carreta cubierta con un Palio de Tumbilla y sus cuatros varales policromados, blanco los extremos y azul el centro, fabricado por Joaquín Carbonell , “el carpintero”, e igual número de candelabros y jarras repletas de nardos. En el centro, tapando la peana, un gran ramo de flores. 

Delante de la Virgen, marchaba la hermandad y un grupo de carrozas. Entre ellas una compuesta por un remolque, tipo galera, exornada para la ocasión con tres arcos realizado con ramas de palmeras cogida en su parte inferior a las trampillas laterales de la carreta y unidas en sus puntas. Las trampillas se ocultaban con grandes lienzos de papel que se adornaban con cadenetas y flores de seda hechas a manos. Las carretas eran ocupadas solo por muchachas jóvenes ataviadas con sus trajes de flamenca.

Una vez fuera del templo, la carreta de la Purísima giro por la actual calle Párroco Luciano Fernández, subió por Calle Pilar García y ,tras cubrir rápidamente un trozo de carretera, se metió en el camino vecinal que habría de conducirle la aldea del Aral. Así lo describiría el periodista N. Muñoz San Román en su artículo de la Unión Ilustrada titulado “Después de ochenta años de suspensión ha vuelto a celebrarse la romería algabeña…”:

“El camino vecinal que conduce hasta la ermita…se veía entorpecido en algunos de sus trozos por las lagunas que formaron las pasadas tormentas, y eran de ver las escenas de gracias, de apuros y de bullanguero regocijo.”


En concreto el periodista se estaba refiriendo al primer trecho de camino que daba comienzo nada más bajar la carretera y que formaba como una especie de vaguada entre los linderos de las huertas que le servían de márgenes. Así el periodista toma una fotografía en la que se puede apreciar   unos de esos instantes, justo cuando la carreta de la Virgen pasaba por la conocida durante la segunda mitad del siglo XX popularmente bien como “Huerta de don Eusebio” o bien como “Huerto de Don Antonio Chicote”. En ella que se puede apreciar al fondo un grupo de romeros en la senda peatonal sobre elevadas del camino que transcurría de forma paralela a esta huerta, permitiendo a los transeúntes salvar las charcas que se formaban en la parte más baja del camino consecuencias tanto de las lluvias como de los salideros de los canales de regadío.


Si algo debió de sorprende a cuantos miraron a la Virgen  portada en su carreta de bueyes, sería el que no llevaba  sus ráfagas y la desproporcionada altura que poseía el palio. 
Sin duda alguna la fotografía 
que todos los algabeños/as hemos visto de aquella romería es la realizada por el  fotógrafo Sánchez de Pando en la que se puede ver en el centro “La Purísima” en su carroza, a su izquierda al tamborilero, quien con su son y melodía fue marcando el camino hacia la ermita del Aral ; a María Rosario Amores, camarera de la Virgen y quien a decir de quienes la conocieron “como siempre, con su medalla de María Inmaculada al cuello”. Un miembro de la benemérita encargado de garantizar el orden de la cofradía, quien posiblemente dos años antes siguiendo instrucciones del alcalde, obligó a volver el paso de la Virgen al templo parroquial. El boyero de la "gente de los cayetanos", sombrero en mano, posando para la foto. Detrás Juan Antonio Carrión Gallardo, el primer hermano mayor, portando el simpecado. Al otro lado de la carreta, un grupo de mujeres con la promesa de hacer el camino sin separarse de la Virgen. Por último, José María Carranza Rodríguez ejerciendo de alcalde carreta a caballo con su hermana Isabel.

Continuaba el periodista de la revista Unión Ilustrada:

“En llegando, fue trasladada la Virgen al camarín del altar de la ermita, y ante ella se celebró la solemne misa, oída por la muchedumbre que rebosaba del pequeño templo, dando la sensación de que se estaba presenciando una misa de campaña. Después de los cultos se dispusieron las comidas en abundancia y con largueza del mejor vino, y tras ellas los bailes sin cesar.”

Es cierto, que escuche en boca de Joselito Calvito, que hubo una buena fiesta campera en la explanada existente delante de la ermita, toda ella repleta de puestos de comida, bebidas, sombreros y globos. Y es que la Aldea del Aral, tal y como nos lo describía el periodista N. Muñoz San Román, no era más que “ la ermita, ya rodeada de modestos caseríos, de almiares de pajas y huertas”

Se olvidó de comentar N. Muñoz que a las cuatros de la tarde se celebró una fiesta taurina, lidiándose varios becerros por aficionados del pueblo.

A las 19 horas de la tarde los romeros, despidiéndose de “La Purísima”, comenzaron a hacer el camino de vuelta portando el Simpecado. Allí quedaría “La Purísima” hasta que a primero de septiembre Joselito Calvito recibe el encargo de ir a recogerla en su carromato de portes y traerla al pueblo, para procesionar por sus calles y cerrar de esta forma la fiesta.

Aquí, ya en el pueblo, se dio otro momento álgido de aquella primera romería, el paso del Simpecado por la velada encendida de la calle Pilar García  seguido del desfile de carretas y caballos hasta llegar en el templo de nuestra Señora de las Nieves. Para, y bien entrada la noche, llenarse el cielo de fuegos artificiales y grandes bailes en el Casino , con lo que se dio por finalizada aquella primera romería. 

Por último, no me gustaría cerrar este trabajo sin antes señalar las conclusiones alcanzadas tras la exposición de este relato:


“La Purísima” siempre recibió culto en su ermita de Aral, pero todos los años se traía al pueblo para celebrar el 8 de septiembre su fiesta, Natividad de la Santísima Virgen. Una vez concluían esa fiesta, y antes de finalizar el mes de septiembre, volvía en Romería a su ermita del Aral. Pero a partir del año 1855, y siempre los días 28,29 y 30 de septiembre, comienza a celebrarse en La Algaba una feria de ganado. Feria que abría el año agrícola. Tal acontecimiento hizo que la autoridad civil y eclesiástica se plantease aprovechar la presencia de “La Purísima” en la Parroquia, para darle a esta feria de ganado, como ya ocurría en otros pueblos con mayor raigambre y tradición, un contenido religioso, se decidió que se sacaría a la Virgen en procesión por las calles a como cierre y colofón de la misma. De este modo la romería dejó de tener razón de ser y la Virgen a partir de aquella fecha quedó todo el año en el templo parroquial, no volviendo más a su ermita.

Pero la prohibición de la tradicional procesión de la Virgen por las calles del pueblo en ocasión de la feria de ganado de septiembre, por parte de la autoridad civil del pueblo, en año de 1933, supondría que dos años más tarde, y tras un cambio en gobierno de la II República,  se recuperase la Romería, tal y como se ha comentado anteriormente, para dar testimonio al resto de España de la efectiva la restauración de la libertad de culto católico gracias al gobierno de derecha en el poder. Romería que a partir de aquel año, salvo durante los dos años de la Guerra Civil Española en la que al estar combatiendo en el llamado “bando nacional” la mayoría de sus promotores o , y también durante dos años, a principio de los años 70 por esta en restauración la ermita, vienen celebrándose en La Algaba a principio del mes de Junio todos los años.








Antonio Aguilera Ramos

La Algaba, 28 de Agosto de 2017

Biografía:

Diario El Enano. Diario La Cruz
Diario El Día Periódico ABC.
Revista la Unión Ilustrada. Diario El Comercio.
Diario la Independencia. Diario La Voz.

Especial agradecimiento por la información y documentación aportada a Doña Joaquina Carranza Ariza, hija de Don José María Carranza Rodríguez. Hombre que fue en el 1933 y años posteriores uno de los grandes promotores tanto de la Romería como de la Hermandad de la Purísima Concepción de María de La Algaba y en cuya Hermandad ostentaría, entre otros cargos, el de secretario, tesorero y hermano mayor.

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