sábado, 5 de agosto de 2023

     AYUNTAMIENTO DE LA ALGABA 

¿EXCELENTÍSIMO O ILUSTRÍSIMO?

AÑO DE 1894, LA ALGABA ILUSTRÍSIMA

Vaya cacao tengo, no sé si el Ayuntamiento de mi pueblo es excelentísimo o ilustrísimo. Quede claro que el titulo de mayor rango o reconocimiento es el de excelentísimo

Lo ciertos que según la Ley 6/2003, de 9  octubre, de símbolos, tratamientos y registro de las entidades locales de Andalucía, en su artículo 22.1 pareciese disolver toda duda al respecto:

“Las Diputaciones y los Ayuntamientos de Andalucía recibirán, respectivamente, el tratamiento de «Excelentísima» y «Excelentísimo». Se respetarán, no obstante, los tratamientos que respondan a tradiciones reconocidas por disposiciones legales.”

Pero, si bien el ayuntamiento de La Algaba, según lo arriba indicado, es excelentísimo, no es menos cierto que si se respetase el tratamiento que responda a tradiciones reconocidas por disposiciones legales, éste debería de denominarse, tal y como llega haciéndose 129 años, ilustrísimo. 

Digo bien, y no yerro, pues siendo Reina Regenta Mª Cristina de Habsburgo-Lorena, su hijo, Alfonso XIII, contaba tan solo con 8 años de edad,  presidente del Consejo de Ministros de España, Práxedes Mateo Sagasta, por cierto, fundador del partido liberal, y como ministro de gobernación, Trinitario Ruiz Capdepón, ésta. Mª Cristina, concede el título de ciudad a la villa de La Algaba. O al menos así lo recogería de forma lacónica el diario Noticiero Sevillano de aquel martes 6 de noviembre de 1894 en su apartado “Variedades”. 

Y si bien aquella noticia, esperada por el consistorio de La Algaba, fue acogida con gran entusiasmo por dicho ayuntamiento, al fin y al cabo era el pago que la persona de Don Pedro de La Borbolla hacia al pueblo La Algaba. Pueblo que votaba por uno de los dos distritos de la ciudad, más concretamente por el de San Vicente. Pero esta noticia no sentó bien entre los representantes del partido conservador y monárquico presidido por D. Antonio Cánovas del Castillo a nivel nacional y por D. Tomas Ybarra González. Tanto fue así que al día siguiente en el periódico de tendencia conservadora de Sevilla El Porvenir, criticaron tal decisión, por entender que la villa de La Algaba no tenía méritos suficientes para concederle tal distinción.

La respuesta del ayuntamiento de La Algaba a través de su alcalde Francisco Clavijo Torres no se hizo esperar, remitiendo éste una extensa carta al diario “El Noticiero Sevillano” glosando los motivos que había llevado a la Reina Regente Mª Cristina a bien firmar la siguiente orden:

“Queriendo dar una prueba de mi real aprecio á la villa de La Algaba, provincia de Sevilla, por el aumento de su población y progreso de su agricultura y comercio, en nombre de mi augusto hijo el rey D. Alfonso XIII, y como reina regente del reino, vengo a conceder á su ayuntamiento el tratamiento de ilustrísimo. Dado en palacio á seis de Noviembre de mil ochocientos noventa y cuatro- María Cristina en el tratamiento de ilustrísimo señor o ilustrísima señora (Ilmo. Sr., Ilma. Sra.)”

En cuanto a los méritos que entendía el señor alcalde que justificaba tal reconocimiento, indicaba los siguientes:

·    Contaba con una población de algo más de mil vecinos.

·   Tenía un profuso alumbrado público. Efectivamente, un año antes, el 23 de julio de 1893, se había celebró la subasta para dotar de alumbrado con petróleo las calles del pueblo de La Algaba.

·    Sus calles estaban bien empedradas.

·  Tres eran los serenos encargados de vigilar las calles de noche y regular el alumbrado público.

·   Tres guardas de campo.

·    Sus correspondientes profesores de instrucción pública, tanto de niños, Juan Antonio Molina Tristán, quien cobraba 1.100 pesetas anuales como de niñas a cargo de Doña Pelegrina Serrano Navarro quien cobraba un sueldo anual de 825 pesetas.

·    Un secretario del ayuntamiento.

·   Un contador de fondos municipales.

·  Dos oficiales.

· Dos médicos-cirujanos titulares: D. Eusebio  Torres Cruz y D. Antonio Pastrana Frutos. 

· Un farmacéutico, D. Miguel Herrera Bencano que cobraba 999 pesetas nuales.

· Un alguacil.

Por cierto, sacando pecho el señor alcalde, declaraba que todos ellos son pagados “religiosamente”.

Y si fuese poco, añade:

“El ayuntamiento, nada debe a la Instrucción primaria, nada a la provincia ni a la Hacienda, así ingresó a la misma en junio 1.127 pesetas por encabezamiento de consumo correspondiente al ejercicio de 1893 y en las arcas municipales hay fondos para las necesidades del municipio, satisfechas todas las cuentas hasta el último céntimo.”

Y después de desembolsar todo ese dinero aun le quedaba un “pósito” nada menos de setenta y cinco mil pesetas en metálico, toda una fortuna, y que a decir del consistorio era una muestra franca de “modelo de buena organización”.

La verdad, que aquel año La Algaba, con el gobierno liberal presidiendo las cortes y como valedor al diputado Rodríguez de la Borbolla, quien accedía por primera vez a diputado por Sevilla, hubiese logrado arrancar a las Cortes no sólo el título para su ayuntamiento de Ilustrísimo, sino, y tal vez, eso fuere lo más importante, que el ocho de junio a las seis y media de la tarde, el Congreso aprobase definitivamente que se incluyera en el plan general de carreteras del Estado ,” la carretera por el margen izquierdo del Guadalquivir desde Sevilla, por La Algaba, a la carretera de Lora del Rio a Santiponce”. Tan solo había tardado un mes en ser atendido la deliberación y aprobación. Y con dicha carretera, un puente, que fue anunciado del siguiente modo:

“Cuando se construya la carretera de Sevilla a La Algaba, cuya concesión gestionó el señor Borbolla, podrá verse libre de sustos el vecindario de Triana, por donde no habrá ya necesidad de que pasen con dirección a la capital toros bravos, destinados al matadero ó al circo taurino. El ganado podrá atravesar el río por un puente que se tenderá frente a La Algaba, y seguir hasta Sevilla por la margen izquierda.”

                                           La Andalucía – 26 de Julio de 1894

Sí señor, La Algaba bien se merecía por aquel entonces el título de ilustrísima.


miércoles, 20 de abril de 2022

 

 ! Lo qué se ha liado en La Algaba con San Fernando Rey!"


Bien es cierto que toda noticia cogida y sacada de contexto apenas si dice nada. Así recuerdo cuando en una de esas sesiones “sobre las cosas de mi pueblo” con mi tía paterna, Concha la de Arcadia. Y permitidme, llegado a este punto, la licencia de demorar el comienzo de este relato sobre San Fernando Rey y La Algaba para pasar a centrarme en el nombre de mi abuela, pues creo, y que el censo me rectifique, que fue durante toda su vida la única mujer con ese nombre propio en el pueblo de La Algaba. Entre otras cosas, porque si bien, pudiera habérselo legado a su hija, su suegra, Concepción, tenía preferencia siguiendo la costumbre de poner el nombre, “in memoriam”, a nietos o nietas de abuelos o abuelas, sobre todo si estos eran ya difuntos. Este nombre, extraño para las gentes del pueblo, como el de las otras dos hermanas, Carlota y Pelegrina, venían a evidenciar que mi bisabuela, Amparo, no era originaria de nuestro pueblo. Que sepamos, nació en Constantina, si bien a temprana edad, allá por los primeros años del último tercio del siglo XIX, llegó a La Algaba acompañando a su tía materna Pelegrina, quien venía a hacerse cargo de la escuela de niña. Mucho sospecho que alguna estrecha vinculación habría de haber tenido mis bisabuelos o “su gente” con el pueblo de Osuna cuando decidieron ponerle Arcadia como nombre de pila, femenino de San Arcadio, santo mártir nacido en aquella población y su santo protector. Pero pasemos ya sin más premura al motivo de este escrito, que no es otro que dar cuerpo a ese relato que escuche, como he comentado antes, a mi tía Concha sobre otro santo patrón, en este caso, del Rey Fernando III el Santo, y que lo es de Sevilla, así como de su imagen que hoy podemos contemplar en la calle izquierda del retablo mayor de nuestra parroquia. Aquí reproduzco sus palabras:  

 “Antonio, tu abuela me contaba que una mañana el cura del pueblo cogió a San Fernando, ese que está en el altar de la Iglesia.  Al enterarse las mujeres de pueblo se fueron a buscarlo a la orilla del río. Ya estaba el santo montado en la barca con destino a Sevilla. Entonces comenzaron chillar y levantar los brazos implorando que no se llevasen a San Fernando y si al cura para que no volviese más por ladrón. El barquero dudo un momento, pero al final dio a las mujeres el santo y pasó al  cura al otro lado del rio. El arzobispo de Sevilla, muy enfadado, prohibió que se abriera la iglesia, se hiciera misa y que se repartiera la hostia consagrada". 


Durante algún tiempo no di crédito a tales hechos, sobre todo porque me parecía inverosímil que las autoridades eclesiásticas se atreviesen a excomulgar
a todo un pueblo 
por tan nimio hecho. Para mi sorpresa, una vez más, como si de un "arqueólogo" de la memoria colectiva de mi pueblo se tratase, había logrado rescatar uno de sus olvidados episodios. Episodio que tal vez me fue trasmitido gracias a que mi bisabuela fuese forastera y por ello quedase impactada por el alzamiento de aquellas mujeres contra las autoridades eclesiásticas y civiles del pueblo.  Sin embargo para sus protagonistas una vez alcanzado el armisticio con las autoridades eclesiásticas y civiles de la localidad pasó a ser un asunto sobre el que mejor correr el tupido velo del olvido. Pero, y eso sí, esa realidad me había sido devuelta adornada con algún que otro  abalorio fruto de la imaginación de sus narradoras y cubierta con la fina patena que crea la evocación repetida de todo hecho. Así en aquellos primeros días de abril de aquel 1889 el señor párroco de la Iglesia Nuestra Señora de las Nieves decide ejecutar la orden que días antes le hizo llegar el señor arzobispo, Ceferino González y Díaz Tuñón, Fray Zeferino González, de dar un mejor destino y ubicación en la recién inaugurada capilla del Cementerio de San Fernando de Sevilla a la talla parroquial de aquel santo. Dicha imagen reunía todos los elementos iconográficos con los que se  representaba al rey santo conquistador de Sevilla: de pie, triunfante, coronado, en su mano izquierda con una bola del mundo con una cruz y la espada lobera que cogió prestada a Fernán Gonzáles en la mano derecha, vestido de gala con su gola en el cuello, su armadura, sus greguescos, su calzón y una gran capa de armiño que le llegaba hasta el suelo.    

Nunca pudo imaginar el arzobispo Ceferino que las mujeres del vecino pueblo de La Algaba profesasen tanta devoción a aquella polvorienta y olvidada imagen. Pues si así hubiese sido, habría revocado de forma inmediata tal orden. Añadir que poco tiempo después, y con tan solo 58 años, el arzobispo renunció a su cargo ¿Pudo influir este episodio en su solicitud de dimisión? Nunca la sabremos. A mí corto entender, Fray Zeferino González no estaba del todo equivocado. San Fernando para el pueblo de La Algaba inspiraba el mismo fervor que hoy se le tiene al restos de imágenes que se exponen  en el cuerpo inferior del altar mayor de nuestra parroquia, -!Ninguno!- Así pues, y en llegando a este punto, hemos de concluir  que el desacato a las autoridades de aquellas mujeres de La Algaba más que un acto de devoción se debió al temor que  aquello fuese el comienzo del expolio o la "desamortización" de su parroquia. Pues aquellas pobres mujeres no sospechaban "el más alto destino" que Fray Zeferino González pretendía dar aquella imagen de San Fernando Rey.  

 Y a los hechos me remito, para verificar la hipótesis de la poca devoción que se profesaba el pueblo de La Algaba, el  nombre de Fernando, al igual que los de Luis, Urbano, Eusebio, Leonardo, Domingo, Joaquín, Bernardino, Vicente, Andrés, Narciso, Mauricio, Alonso, Dámaso, Sandalio y  Simplicio , Ceferino, Agustín, Jerónimo o Felipe podían ser utilizado como apodo, dado que  quienes lo portaban, se singularizaban,  llegando incluso a convertirse en elemento identificativo de los miembros de una misma familia, por ello era frecuente escuchar ,“José el de Urbano” o "Francisco de la gente de Bernardino" pongo por caso. Todo lo contrario de lo que ocurría con nombres como Antonio, Francisco, Juan, José o Miguel y sus posibles compuestos con los que el padre solía responder al ser preguntado por el nombre del infante a bautizar. 

Seguro que llegado a esta altura os estaréis preguntando dónde pude constatar tal noticia. Lo aclaro. 14 de abril de 1889 sale el semanario satírico, republicano y anticlerical “El Motín”, quien vio en los sucesos acaecidos en La Algaba una ocasión para seguir desacreditando a  conservadores y liberales, pero sobre todo al clero.  Vean con que proclama terminaban su artículo:

 "Insisto en mi afirmación. El mundo no será una balsa de aceite mientras no sean suprimidos los curas de todas las religiones.” 

 Ahí dejo el resto de dicho artículo:  

 “En la Algaba, pueblo inmediato á Sevilla, existía una imagen del Santo rey Fernando, muy estimada por aquellos vecinos. 

Un día se le ocurrió al arzobispo Ceferino recogerla, según dicen, para ponerla en la capilla del cementerio hispalense, y al efecto envió dos individuos con una orden para incautarse de ella. 

La orden fué cumplimentada á la sordina, sin que se apercibiese el vecindario; pero anda, que caro les salió. En cuanto se enteró, amotinóse, protestando del acto; atropello al cura y al alcalde, é hizo que la iglesia quedase cerrada hasta que fuese restituida la imagen. Y no ha tenido otro remedio el gobernador que disponerlo así para evitar mayores males, y que le tienten otra vez el cuadro al pobre cura, víctima de su obediencia al superior jerárquico…” 

Espero que después de haberos dado a conocer lo acontecido tanto por boca de mi tía Concha como del Semanario "El Motín"  al mirar el altar mayor de nuestra parroquia y viendo a San Fernando Rey en una de sus repisas, recordemos que hace 133 años a punto estuvo esa talla de cruzar de nuevo el río de vuelta para Sevilla de donde viniera 155 años antes. Quién sabe, y por aquello de las coincidencias, posiblemente también en el mes de abril y como no en cumplimiento de la orden del  Arzobispo de Sevilla, por aquel tiempo, el Excmo. y Rvdmo. Sr. Luis de Salcedo y Azcona, para que pudiese y fuese venerada en el altar mayor de la iglesia de La Algaba. Meses antes sabemos que mi antepasado por parte materna, Francisco López, comunicaba a Francisco de Acosta y a Bartolomé García que el retablo estaba ya dorado y listo para acoger, entre otras imágenes, a un San Fernando Rey. Ese momento fue el comienzo de todo y como siempre todo quedaba en familia.   

 

 

 


domingo, 3 de enero de 2021

 MANUEL CLAVIJO 


¿SÓLO EL RÓTULO DE UNA CALLE? 


Sin duda alguna una de las calles más famosas de nuestro pueblo, Manuel Clavijo, lleva algo más de un siglo con dicho nombre, y sustituyó, que sepamos, a la antigua calle Carnicería y Cubujón del Arzobispo respectivamente. Pero, si preguntáramos, la inmensa mayoría de nuestros paisanos no sabrían decirnos donde se encuentra, sí, en cambio, nos contestarían de inmediato si les dijésemos que estamos  buscando "la calle San Antonio". Y efectivamente, esa es la calle Manuel Clavijo, la calle San Antonio y su prolongación, que atravesando la calle Pilar García,  llega hasta la calle Córdoba. 

Pero .... ¿Quién fue Manuel Clavijo para que desde hace más de un siglo siga manteniendo la nomenclatura de la calle donde vivieron sus padres y él hasta su juventud?

Manuel Clavijo Torres, era hijo del que fuese alcalde de la Algaba, Don Francisco Clavijo Carmona y de Doña Eduarda Torres Agüera, a la que se hace mención en otro apartado de este blog "El libro de cuentas del tatarabuelo y los papeles de la abuela"

Hablando Don Francisco Clavijo, pero no el padre de Manuel, sino su hermano, su nombre resonó en toda la península, islas y  territorios americanos y africanos bajo domino español,  por haber sufrido una cornada durante una corrida de toros celebrada el segundo domingo de septiembre de 1893. Así acontecieron los hechos:

Al terminar el segundo toro de lidia, los aficionados invadieron el ruedo.

Los municipales incapaces de despejar la plaza.  Y según cuenta un rotativo de la época:

"En vista de la tenaz resistencia de los "capitalistas" bajo a la arena el señor Clavijo a imponer su autoridad", con tan mala fortuna que el toro le terminó alcanzando, hiriéndole  en el muslo y provocándole algunas contusiones. Debiendo ser evacuado de la plaza y trasladado a su casa en un sillón en la calle Carnicería.

Afortunadamente todo quedó en un susto, y el pobre Don Francisco terminaría recuperándose rápidamente de su experiencia en la arena, por cierto nada que ver con la fortuna de su otro paisano "El Algabeño". 

Un año antes, su hijo Manuel podía ejercer como abogado después de realizar las pertinentes prácticas y haber superado las pruebas a "Aspirante a la Judicatura", convocadas en Madrid el 4 de diciembre de 1889. En 1893 figuraba ya como miembro del Colegio de Abogados respondiendo a la siguiente dirección C/ Zaragoza Nº  60- Sevilla. Y se mismo año, el 13 de junio de 1893 el gobernador de Sevilla le nombra Juez Municipal de La Algaba.

Del día 8 de diciembre de 1898, día en que se casó el torero el Algabeño, y por ser Manuel Clavijo testigo de su boda, contamos con una fotografía publicada en el semanario taurino -Sol y Sombra - y en cuyo pie reza como diputado provincial de Sevilla.  Sin duda alguna del partido Liberal. 


En el año 1903 veremos que salta de nuevo su nombre en los rotativos junto a su amigo, el diputado a cortes, Pedro Rodríguez de la Borbolla. He aquí dicho articulo:

Propaganda 

En Sevilla 

 CRIMINAL AGRESIÓN 

Sevilla, 20 Octubre 1903 

D. Fernando Lozano. 

Distinguido amigo y correligionario. Desde que se celebró la Asamblea, un grupo de estudiantes republicanos dirigidos por el docto y joven propagandista Sr. Mariscal Dorado, han realizado una de las misiones que dentro del partido nos correspondía, esto es, recorrer todos los pueblos por pequeños que fueran, exponiendo nuestras ideas en reuniones públicas siempre muy concurridas y organizando en donde no lo estaban las huestes republicanas. 

Cumpliendo aquel deber, los compañeros Nielfa, Soto, San Román, Valbuena, Blanco y el que le dirige estas líneas; el sábado último, fuimos al próximo pueblo de La Algaba, feudo del apostolado de nuestras ideas el Sr. Rodríguez de la Borbolla, y después de celebrar el mitin con gran entusiasmo, en ocasión de que regresábamos a éstas, fuimos traidoramente atacados por uno de los afilados a su política, el cual nos hizo un disparo a quema ropa, después de haber dado un estacazo al Sr. Nielfa; el disparo por suerte no hizo blanco, pues bien, a pesar de haber denunciado el hecho a las autoridades, diciéndoles hasta como se llama el agresor y entregándoles el medio bastón y el sombrero que en la lucha pudimos recoger, aún no ha sido aquel detenido.

El agresor el licenciado de presidio, protegido por los Sres. Borbolla y Clavijo diputado a Cortes y provincial respectivamente. 

Le comunico esto por si lo considera como dato oportuno para su periódico, o como conviene que se exponga en el Congreso por el que se interpele al Gobierno acerca de los abusos y atropellos que con los propagandistas se vienen realizando.

Ordene á su afectísimo amigo, Acadio  Llorenos Ruiz. Representante de los escolares en la Asamblea. En 1920, y ya no como diputado a provincia, sino como exdiputado a Cortes. 

Ordene á su afectísimo amigo, Acadio Llorenos Ruiz. 

Representante de los escolares en la Asamblea.


Como nota aclaratoria, decir que el episodio al que hace referencia el transcrito articulo es, como bien se indica, un mitin que se dio el recién fundado partido "Unión Republicana". Siendo este suceso una muestra del régimen caciquil existente, donde los caciques contaban con un grupo armado de personas, que trabajaban para ellos, con la única misión de intimidar a aquellos que no atendían o ponían en entredicho sus deseos o intereses.

Indicar también que Pedro Rodríguez de la Borbolla, como Diputado a Cortes por aquellas fechas, estaba intentando convertirse en el nuevo jefe local del partido Liberal de Sevilla, tras la dimisión, un año antes, del Marques de Paradas. Y como muestra de la capacidad de control sobre los actos de administración, logra que el gobierno, por aquel entonces conservador, promulgara una Real Orden para la construcción del puente sobre el rio Guadalquivir a su paso por La Algaba, no más que una muestra de los favores que podían granjearse sus amigos y partidarios y del que he dado cuenta en este blog en el artículo "La Algaba, 29 de marzo de 1924, el hundimiento del puentes de la Borbolla". No en vano llegaría a ser conocido con el tiempo como "El amo de Sevilla" o "D. Pedro, el de las Mercedes".

                                       Pedro Rodríguez de La Borbolla Amoscótegui de Saavedra 

                                            (Sevilla, 1 de Mayo de 1855 - 13 de Enero de 1922)


Pero sin duda alguna, el golpe definitivo que le permitiría a Pedro Rodríguez de la Borbolla Amoscótegui de Saavedra hacerse el "prohombre" del partido liberal  en Sevilla,  vino de la mano del propio Manuel Clavijo, cuando en los primeros días de agosto de 1905 es elegido presidente de la Diputación de Sevilla por unanimidad entre liberales y conservadores sevillanos y su provincia. Ello provocaría que un día más tarde dimitiera el jefe de la otra facción del partido liberal, Francisco Ruíz Martínez.  Ese nombramiento, refrendado por el propio Eugenio Montero, presidente del Consejo de Ministros y máximo representante de la facción monteristas del partido liberal al que pertenecía Ruíz Martínez,  era una clara concesión a Pedro Rodríguez de la Borbolla, como  miembro de la facción del partido liberal regida por  Segismundo Moret (morerista) para que liderara de forma indiscutida el partido liberal de Sevilla hasta su muerte. 


"El Guadalete. Periódico Político y Literario - 01 de Agosto de 1905"

El 17 de septiembre de 1906, el Rey Alfonso XIII concede a Manuel Clavijo la medalla de la Gran Cruz de Isabel la Católica para "premiar la lealtad acrisolada y los méritos contraídos en favor de la prosperidad de Sevilla como presidente de la Diputación". Con lo que a partir de ese momento adquirió el tratamiento de Excelentísimo Señor.

Clavijo ostentaría el cargo de presidente de la Diputación de Sevilla tan solo dos años, ya que el 7 de marzo de 1907 dimitiría de su cargo tras el arreglo al que llegaron los liberales y los conservadores para dar facilidades a los segundos en la adjudicación de puestos de gobierno.  

Pero no pensemos que con esta dimisión hubo acabado su carrera política, pues el 4 de mayo de 1911 bajo la presidencia del gobernador se constituyó la Diputación Provincial, siendo nombrando vicepresidente de la Comisión Provincial. 

Ya en 1916 sabemos a través de "La Guía Oficial de España" que el presidente de la Sociedad Económica del Amigo por Sevilla era Pedro Rodríguez de la Borbolla y su Vicepresidente Manuel Clavijo. 

En ese mismo año de 1916,  Manuel Clavijo se presentaría como diputado a las cortes en las elecciones nº 48, celebradas el 9 de abril  por la circunscripción de Sevilla, en la que de los 58.988 votantes censados, pues se realizó bajo sufragio masculino, votaron 32.673 electores, quedando en segundo lugar con 16.600 y tan solo superado por su compañero de filas Don Estanislao D'Angelo con 17.613 votos. Así mismo sabemos que tomo posesión del cargo de diputado el 15 de abril, jurándolo el 29 de junio y que lo dejaría tras la disolución de las Cortes el 10 de enero de 1918. 

El 24 de febrero, en las nuevas elecciones generales, se revalidaría como diputado a las cortes. Pero en esta ocasión bajo la denominación de "Borbillista, Albista". Y es que en noviembre de 1917 Santiago Alba se escinde del grupo "Liberal Demócrata" que dirigía Manuel García Prieto y se aglutina en torno al Conde de Romanones, adoptando el nombre de "Izquierda Liberal". Pero no os dejéis engañar por le nombre, pues su base sociológica no distaba mucho del resto de las otras fracciones liberales.  Si bien es cierto que defendían un programa económico y social de carácter avanzado que intentaba, sin renunciar al modelo político de la Restauración, atraer a sus filas a los republicanos y socialistas. En cuanto a los resultados obtenidos doy seguidamente cuenta:  Los electores por Sevilla eran 61.359, de los que votaron 31.083. Manuel Clavijo obtuvo 17.857, es decir, 1.257 votos más que en las elecciones anteriores. Toma posesión de su caro el 2 de marzo y lo juraría el 8 de abril. Cursando baja como diputado un año más tardes, el 2 de mayo. 

Sus últimas actuaciones a favor del vecindario del pueblo de La Algaba la realizaría con ocasión de la huelga de 1919 en la que acompaño a los obreros amotinados para interceder por ellos ante el Gobernador de Sevilla y a la redacción de los distintos periódicos sevillanos a consignar sus protestas.

Su nombre vuelve a surgir en el sumario del famoso caso "Caseta", destapado la vísperas de Reyes del año 1920, consistente en un matadero clandestino de burros en la conocida en el pueblo como "Venta Perete". Pues según denunció el guardia civil, Juan Caballero Caña, no era el único matadero clandestino existente, ya que a pesar de que el había decomisado en más de una ocasión esas mercancías, las denuncias no llegaban nunca a ser cursadas, gracias a la influencia que ejercía en el pueblo el Sr. Clavijo. 


Finalmente, Manuel moría en el pueblo de Dos Hermanas el 6 de abril de 1922, dando cuenta de su muerte entre otros periódicos nacionales, La Acción, El Sol, La Voz, El Globo. Sus restos mortales fueron enterrados en el antiguo cementerio de San Sebastián de La Algaba, donde y  hasta su demolición, compartió una pequeña capilla junto con su hijo Francisco . 

Por último, si hubiese de resumirse en una sola frase la vida de nuestro paisano cuyo nombre pasa por ser uno de los que más tiempo han permanecido en el nomenclátor de nuestro pueblo,  bien podría hacerse parafraseando lo recogido en el periódico ABC del sábado día 7 de abril de 1923. Edición de la mañana, Pág. 18: 

                               Muerte de D. Manuel Clavijo
                                                  Sevilla, 8 noche 

Victima de una penosa enfermedad ha fallecido el ex diputado a Cortes Liberal D. Manuel Clavijo.

Militó el finado siempre en las filas borbollistas, siendo uno de los incondicionales que con más fe y entusiasmo lucharon al lado del batallador político sevillano. 

Desempeñó la presidencia de la Diputación provincial, siendo varias veces representante en Cortes por Sevilla. 

En la actualidad se le indicaba para una senaduría. 

Para evitar confusiones, conocemos al menos el nombre de tres de sus hijos: 

  • Ana María Clavijo Peñarrocha, esposa de Manuel  Giménez Fernández, ministro de agricultura entre el 4 de octubre de 1934 y el 3 de abril de 1935.

  • Manuel Clavijo Peñarrocha abogado militar. 

  • Francisco, también abogado militar y conocido en el pueblo como "El General Clavijo", pues alcanzó el grado de Fiscal Togado del Consejo Superior de Justicia Militar por Decreto 1150/1959 de 10 de Septiembre. 



domingo, 7 de junio de 2020

LA ALGABA , AGOSTO DE 1936 , APLICACIÓN DEL BANDO DE GUERRA A AGUSTÍN AGUILERA ORTEGA


No hace mucho tuve conocimiento que la Asociación Comarcal Pro Memoría Democrática Vega Media del Guadalquivir estaban buscando a familiares de aquellos vecinos de La Algaba que, entre finales de julio y el mes de agosto del 1936, fueron detenidos, secuestrados ilegalmente, torturados, ejecutados sin juicio ni posibilidad de defensa  y finalmente arrojados a la fosa Pico Reja del Cementerio San Fernando de Sevilla,  en aplicación del Bando de Guerra dictado por el general Queipo de Llano día 18 julio. Sus delitos, haber sido dirigente o afiliado de un partido político o sindicato de izquierdas, cuando no por ser señalado por algún elemento fascista en venganza por alguna vieja rencilla.

Encabezando dicha lista, un nombre, Agustín Aguilera Ortega, mi abuelo paterno.  Ello me ha animado, no ya solo a dar muestra de mi ADN para identificar sus restos, sino, y también, a intentar desenterrarlo del olvido impuesto durante estos 84 años.


De principio, los datos que poseo son muy escasos, apenas aquellos que me aportó mi tía Concha en cierta ocasión, ya muerto mi padre, en que me atreví a preguntarle abiertamente sobre que le había pasado a mi abuelo Agustín y algún que otro escuchado a abuelos o bisabuelos.  Nunca antes ninguno de sus hijos ni demás familiares se atrevieron a hacer comentario alguno, salvo: “a tu abuelo lo mataron en la guerra”.

Aquel 18 de Julio de 1936, Agustín Aguilera Ortega, natural de La Algaba, hijo de Francisco Aguilera García y Concepción Ortega Aguilera, ambos difuntos, contaba con 45 años de edad. De profesión, jornalero de la cuadrilla de los “arremangaos”, así apodados por la gran capacidad de trabajo de sus miembros. Estaba casado con Arcadia Carbonell Navarro de 44 años, hija de Manuel Carbonell Herrera y Amparo Navarro Serrano, difunto solo el primero. Tenía cuatros hijos, todos ellos menores de edad, llamados Francisco de 15 años, Manuel 12 años, Agustín 8 años y Concepción 3 años. Y aun cuando después de casado siempre vivió en el nº 16 de la calle Marques de las Torres de la Pressa, en La Algaba, hacía dos años que se había  trasladado  a extramuros del pueblo, a unos terrenos conocidos popularmente como “Allá del Río” frente a la “Era del Mudo” y junto a los hornos de ladrillos “Hoyo de los Banderas” que el Ayuntamiento habilitara para que los jornaleros pudieran construir sus “chozas", liberándolos, de este modo, del gravoso pago de la renta de una vivienda.

El Ayuntamiento de La Algaba, a cuyo frente estaba el alcalde socialista, José Clavijo Cabrera, permaneció fiel a la República tras la sublevación del General Queipo de Llano en la capital sevillana. Así lo recogería los periódicos la edición del día 24 de Julio de los periódicos “La Libertad” “Diario el Sol”  y se reiteraría en el segundo rotativo el 05 de Agosto:

“Las clases trabajadoras dominan al fascio en Sevilla”

“Noticias de Sevilla dicen que los barrios obreros, inexpugnables, luchan contra la reacción en Lora del Rio, La Rinconada, Algaba, Coria del Rio, Cantillana, Villa del Río, Constantina, Línea de la Concepción, Cazalla de la Sierra, Alanís, Guadalcanal, Campana, Pruna, Puebla de Cazalla, Carmona, Morón de la Frontera, Utrera, Los Palacios, Nebrija, El Coronil, Aguadulce, Herrera y en algunos pueblos de Badajoz y Jaén, donde la clase trabajadora domina al fascio”


Desde hace varios días ya no menea”

“En los primeros días, Queipo organizaba columna que caían sobre los pueblos. Desde hacía varios. Ya no se mueve en Sevilla, sin duda porque en los combates sostenidos tuvo gran cantidad de bajas que no puede reponer, y porque necesita todas sus fuerzas para dominar en Sevilla. Tan es así qué, según, nuestras noticias, La Algaba que se encuentra a diez kilómetros escasos de la ciudad está en poder los campesinos en armas.”

En aquellos días, y hasta la entrada en el pueblo de las tropas de los sublevados, no hubo de lamentar ningún suceso trágico, excepto el asesinato de Antonio Carauz Bernal, sargento de aviación que últimamente solía dejarse caer mucho por el pueblo en su avioneta a recoger a su novia, Reyes Arenas Carbonell, de quien esperaba un hijo. 

El lunes, 20 de julio, Antonio, tras salir del barrio de la Macarena controlado aun por milicias de izquierda, recorrió a pie la carretera Sevilla-La Algaba con la intención de verse con su novia. Al llegar al Puente de La Borbolla fue interceptado por un miliciano de izquierda conocido como "El de Real de la Jara” y sus dos primos “El Granuja” y Antonio Cabrera, quienes desde el primer día de la sublevación vigilaban y guardaban el puente. Carauz insistió en su intención de acceder al pueblo, lo que dio lugar a un violento enfrentamiento en el que terminaría perdiendo la vida. Una vez muerto, los milicianos decidieron despojarle de sus botas, lástralo con piedras en los pies y arrojarlo al agua para que su cuerpo no pudiese ser recogido río arriba. 

El domingo, 26 de julio, salió de Sevilla una columna dirigida por los comandantes Rafael Corrales Romero y Francisco Buiza Feranández-Palacio  y comienza a recorrer los pueblos de Camas, Valencina, Castilleja de Guzmán y Santiponce, una vez tomado este último, deciden encaminarse hacia La Algaba, a donde entra por el puente que se extendía sobre la Ribera de Huelva, sin encontrar ninguna resistencia, pues el pueblo ya estaba controlado por la guardia civil desde el día antes, pues su alcalde, junto con los miembros más destacados de izquierda, al tener noticias de la represión que esta columna ejercía contra los dirigentes de partidos y sindicatos del Frente Popular, tomaron la carreta de Badajoz para llegar a Extremadura . Una vez en la plaza del pueblo, toman el ayuntamiento y procedieron a la constitución de la Comisión Gestora del Ayuntamiento, presidida por Nicolás Carranza Géniz. 

El nuevo Ayuntamiento, pronto comenzaría a aplicar el apartado 4º del Bando de Guerra  (Serán juzgados en juicio sumarísimo y pasado por las armas los incendiarios, los que ejecuten atentados por cualquier medio a las vías de comunicación, vidas, propiedades, etc. y cuantos por cualquier medio perturben la vida del territorio de esta División) con la  detención de los dirigentes de izquierdas del pueblo o ,en su defecto, familiares directos de éstos si a tales hubiesen huidos del pueblo, tal fue el caso de Pedro Clavijo Cabrera, el hermano José, último alcalde republicano. Y, por supuesto, de los autores de la muerte de Antonio Carauz Bernal. Contando la nueva Comisión Gestora para vengar su muerte con la colaboración de Reyes, su novia, a quién requirieron que indicara aquellos paisanos que élla entendiera debían de expiar el asesinato de su novio, fuesen o no autores del mismo. En ese señalamiento incluyó a mi abuelo paterno, inducida por la esposa del difunto hermano de mi abuela paterna, quien vio la ocasión de vengarse por la reprobación pública y reiterada que mi abuelo realizaba cuando se encontraba ebrio de la vida poco ordenada que adoptó tras la muerte de su marido, acaecida apenas hacía dos años.

Una nieta de Concepción, hermana de mi abuelo, Doña Isabel Méndez Carbonell, en ocasión de la redacción de este artículo, me aportó esta versión escuchada de boca de su de su madre: 

"Tu abuelo, ebrio, antes de que estallara la guerra, a la altura de la actual calle Almería, antes de llegar a la Plaza de España, increpó al cabo de la Benemérita diciéndole que el sombrero de tres picos que llevaba se lo iba a poner de cuatro".

Otra persona, que tuvo la ocasión de escucharla igual que yo, me indicó que los motivos que indujeron a mi abuelo a proferir tal amenaza, no fue otro que los rumores, tal vez infundados, de un posible flirteo de dicho miembro de la guardia civil con la cuñada de mi abuela, a la que ya se aludió en la primera de las versiones.

En cualquier caso, y puesto que no he tenido la oportunidad de contactar la veracidad o no de los hechos recogidos en las dos versiones anteriores, pido perdón si en los testimonios recogidos se vierten acusaciones que son falsas. Pues no es mi intención, ni me gustaría, que en base a este artículo se entrase a juzgar o valorar el comportamiento de ningunas de las personas en él aludidas. 

Una vez señalado mi abuelo como ejecutor del atentado, de madrugada, un grupo de falangistas lo sacaron de su casa y lo condujeron en un principio a la prisión municipal que se habilitó en la Torre de los Guzmanes. Desde allí fue conducido al cuartel de la guardia civil ubicado en la cercana calle Rodríguez de La Borbolla, en donde fue interrogado y acusado por el cabo de la muerte del Antonio Carauz y posterior voladura del Puente de la Borbolla antes de la entrada de las tropas sublevadas. Según me comentaba mi tía "Concha", el otro miembro del cuerpo llegó a recriminar a su compañero, repitiendo que le constaba que aquel pobre hombre era totalmente inocente. Pero ello no disuadió al cabo de propinarle una gran paliza con la que consiguió que mi abuelo se inculpara. Tres años más tardes Antonio Cabrera López vendría a ratificar tales hechos:

Considerar oportuno explicar los hechos ocurridos en el pueblo, porque él es un elemento fascista desde el primer momento y quiere exponer las cosas muy claras para que haga justicia, que en el cuartel de la Guardia Civil parece que tiene el cabo la idea de achacarles a todos los detenidos o presentados del pueblo, los mismo crímenes y delitos y que esto lo hace por la fuerza pegándoles a los inculpados”

ATMTSS.Sº 61319/19, Leg. 3-1053

Después de esas primeras actuaciones, y a primera hora de la mañana del día siguiente, fue traslado a la Prisión Provincial de Sevilla. Allí permanecería hasta que un día de aquel caluroso agosto, Francisco, el hermano de mi abuelo, cometió la imprudencia de comentar al grupo que le acompañaba por el camino de Sevilla su intención de acudir Francisco Clavijo Peñarrocha. Teniente auditor 1º, hijo de Manuel Clavijo, quien desde el primer momento se había unido a la sublevación. Alguien que le escuchó, lo puso inmediatamente en conocimiento de la gestora, quien solicitó a la Delegación de Orden Público, dirigida por al capitán Díaz Criado, le incluyera en la lista de presos a ejecutar lo más pronto que fueses posible. Esa misma noche era sacado, amarrado a con un lazo de seguridad a los codos del otro compañero, de la cárcel provincial de Sevilla y subido a una camioneta, cuya caja se fue llenando de otros presos que se iba recogiendo por las distintas cárceles habilitadas y conducido hasta las afueras del  Cementerio de San Fernando,  una vez cortada la carretera de La Algaba-Sevilla, pues aún no se quería que el pueblo llano presenciasen tales hechos, a la altura de la tapia derecha de cementerio paró la camioneta y se le hizo bajar a golpe de fusil, momentos antes se le había acercado un sacerdote por sí deseaban confesarse, así, y mientras bajaba, se le disparó en la cabeza.

Al día siguiente mi abuela acudió, como todos los días desde que fue encarcelado, a llevarle de comer. Fue entonces cuando sus carceleros la entregaron la manta y la mascota, indicándole que no volviese más por allí.

No sería esa la única noticia que recibiría de su marido mi abuela, pues Diego Cano Carrión, cuñado de Francisco, el hermano de mi abuelo, le hizo llegar que habiendo visto a su marido Agustín arrojado en la fosa, en un gesto de reconocimiento y piedad, decidió cubrirle la cara con un pañuelo para no arrojarle directamente la tierra a la cara. De este modo tuvo constancia de que su marido fue fusilado en la tapia del cementerio y enterrado en una de sus fosas.

Mi abuela Arcadia, como al resto de las viudas a cuyos maridos se le había aplicado el Bando de Guerra, se le prohibió el luto, si bien ella decidió guardarlo no cruzando durante un año la carretera para ir al pueblo, negándose a hacer uso de las disposiciones dictadas en el Decreto de 8 de Noviembre y Orden de 10 del 1936 de solicitar la  inscripción de la defunción de marido en el Registro Civil. Pues ello conllevaba simular el juicio que nunca tuvo su marido y participar así de una falsa que nunca estuvo dispuesta a admitir; tal como era el reconocer y aceptar que su marido había sido merecedor de la aplicación del Bando de Guerra.  Una consecuencia de ello fue que su hijo mayor, Francisco, hubo de incorporarse a fila antes de finalizar la Guerra en el Bando Nacionalista, aun cuando hubiera podido librarse si hubiese adquirido la condición de hijo de viuda pobre.  

Después, durante los años de guerra y posguerra fueron de muchas calamidades, tanto para mi abuela como para sus cuatros hijos, aliviada más tarde solo por la ayuda inestimable de su hermano José María, quien empleó, desde muy temprana edad a sus dos hijos Manuel y Agustín, en el cuidado de los animales y tierras que cultivaba como rentero en el término de la Rinconada. Hasta que una vez casados los dos varones, Manuel moriría de tifoideas sin alcanzar la mayoría de edad, 21 años por aquel entonces, decide mudarse a la casa que su yerno e hija habían autocontruido en los terrenos recién urbanizados del lugar llamado “Boca Lobo”, popularmente conocido como “Huerta de la Delfina” y en donde moría a principio de los años 70 en el convencimiento de que su marido fue objeto de un asesinato con alevosía. 


ANEXO:


A petición de la 
La Asociación Comarcal Pro Memoria Democrática 
de la Vega Media del Guadalquivir

Esta asociación está localizando familiares de las víctimas mortales de la represión militar fascista, asesinadas a consecuencia del golpe de Estado del 18 de julio y de la ocupación militar de la  comarca de la Vega Media del Guadalquivir entre el 26 y el 30 de julio de 1936

FOSA PICO REJA


Localidad                             Fecha y lugar

ALCALÁ DEL RÍO:     
     
Acuña Martín, Francisco 12/09/1936 Sevilla
Bastante Olaya, Vicente 03/08/1936 Sevilla
Bravo González, Joaquín 12/09/1936 Sevilla
Delgado Velázquez, Jesús 13/09/1936 Sevilla
García Merino, Aurelio 12/09/1936 Sevilla
González Arévalo, Rafael 24/08/1936 Sevilla
González Rámila, Francisco 24/10/1936 Sevilla
López Velasco, José Aurelio 12/09/1936 Sevilla
Pérez Expósito, German 22/10/1936 Sevilla
Ponce Valcárcel, Francisco 22/10/1936 Sevilla
Ruiz Quiles, Antonio 22/10/1936 Sevilla
De la Vega Velázquez, Manuel 12/09/1936 Sevilla
Velázquez Rendón, Francisco 12/09/1936 Sevilla
Velázquez Ruiz, Fernando 16/10/1936 Sevilla
Zambrano González, Manuel 1936 Sevilla

LA ALGABA:

Aguilera Ortega, Agustín 1936 Sevilla
Amores Escudero, Luis 11/12/1936 Sevilla
Aragón Moreno, Felipe 07/01/1937 Sevilla
Bandera Serero, Emilio de la 1936 Sevilla
Bandera Serero, Federico de la 1936 Sevilla
Bermudo Bermudo, José 1936 Sevilla
Cabrera Agüera, Antonio 1936 Sevilla
Cárdenas Ortega, Juan Antonio 09/12/1936S evilla
Castaño Sanabria, Manuel 1936 Sevilla
Clavijo Cabrera, José 1936 Sevilla
Cruz Tristán, José Antonio 30/08/36 Sevilla
Díaz Caballero, José 11/12/1936 Sevilla
Espejo Villegas, Jerónimo 27/09/1936 Sevilla
Freire Aguilera, José 19/12/1936 Sevilla
Gallardo Velázquez, José 14/11/1936 Sevilla
Molina Romero, Miguel 1936 Sevilla
Penedo Banda, José 1936 Sevilla
Penedo Cano, Francisco 14/12/1936 Sevilla 
Prieto Rodríguez, José Antonio 1936 Sevill
Román Durán, Jerónimo 16/12/1936 Sevilla
Romero Banda, Diego 1936 Sevilla
Romero Banda, Juan 14/12/1936 Sevilla
Sánchez Almellones, Ignacio 27/11/1939 Sevilla
Seco Jiménez, Eduardo 1936 Sevilla
Serrano Martínez, Diego 25/09/1936 Sevilla
Suero Serrano, Antonio 1936 Sevilla
Tabares Tirado, Manuel 14/12/1936 Sevilla
Tabares Vega, Ramón 1936 Sevilla
Torres Ortega, Diego 27/11/1936 Sevilla
Zapico Aragón, José María 30/11/1936 Sevilla

BRENES:

López Robles, Miguel 20/11/1936 Sevilla 1
Molina Morón, Dolores 1936 Sevilla
Ocaña De La Cuadra, Dolores 1936 Sevilla
Rodríguez Morón, José 1936 Sevilla
Rodríguez Solís, Manuel 16/10/1936 Sevilla
Romero Cortés, Francisco 06/11/1936 Sevilla
Rodríguez Roldan, Encarnación 1936 Sevilla

BURGUILLOS:

Brenes Macedo, Manuel 8/12/1936 Sevilla
Calvo Valentín, Alfredo 04/01/1937 Sevilla
Hidalgo Brenes, Eduardo 06/09/1936 Sevilla

CANTILLANA:

“La Boleca”, Dolores 1936 Sevilla
Barrera Macías, Alberto 26/11/1936 Sevilla
Blanco González, Silveria 12/08/1936 Sevilla
Carrión Huerto, Salvador 05/08/1936 Sevilla
Cazorla García, Francisco 05/08/1936 Sevilla
Díaz Núñez, Asunción 12/08/1936 Sevilla
Domínguez Rodríguez, José 05/08/1936 Sevilla
Fernández Naranjo, Antonio 07/09/1936 Sevilla
Hera Parrilla, Manuel de la 07/09/1936 Sevilla
Hurtado Cabrera, Mariano Agost.1936 Sevilla
Hurtado Cabrera, Salvador Agost.1936 Sevilla
Hurtado Manito, Gonzalo Agost, 1936 Sevilla
López Blanco, Antonio 12/08/1936 Sevilla
Lora Esteban, José 19/12/1936 Sevilla
Lozano Hernández, Manuel 05/08/1936 Sevilla
Lucena García, Ignacio 01/09/1936 Sevilla
Montero Moriano, José 1936 Sevilla
Naranjo Rodríguez, Joaquín 1936 Sevilla
Núñez Blanco, Manuel 14/12/1936 Sevilla
Palomar Camacho, Francisco 18/12/1936 Sevilla
Palomo Blanco, Miguel 09/01/1937 Sevilla
Pueyo Solís, José 05/08/1936 Sevilla
Pueyo Solís, Manuel 05/08/1936 Sevilla
Sánchez Sánchez, Dolores 05/08/1936 Sevilla
Sarmiento Infantes, Manuel 30/08/1936 Sevilla
Solís Villalón, Manuel 25/08/1936 Sevilla

LA RINCONADA:

Díaz Rincón, Felipe 07/10/1936 Sevilla
Ferrero Plata, Manuel 31/08/1936 Sevilla
González Ruiz, Antonio 09/08/1936 Sevilla
Guerra Mellado, Manuel 31/08/1936 Sevilla
Martín Durán, Antonio 31/08/1936 Sevilla
Mercado García, Fco. José 29/08/1936 Sevilla
Molina Montoro, Enrique 31/08/1936 Sevilla
Olivares Moratalla, Antonio 01/10/1936 Sevilla
Pachón Fuentes, Manuel 13/08/1936 Sevilla
Quintana Leal, José 31/08/1936 Sevilla
Rodríguez Castaño, Cristobal 29/08/1936 Sevilla
Román Ibáñez, Manuel 02/10/1936 Sevilla
Teruel Teruel, Antonio 18/11/1946 Sevilla 2
TOCINA:

García Puyol, Baldomero 02/08/1936 Sevilla
Vega Rodríguez, Manuel 03/01/1937 Sevilla
VILLAVERDE DEL RÍO:

Escobar Aguilar, Manuel 04/01/1937 Sevilla

1   Posiblemente en la fosa existente en el antiguo cementerio de Brenes
2   Haber sido ejecutado en Sevilla no significa que pueda estar en alguna fosa del cementerio de Sevilla, aunqque tampoco se puede negar. Desde luego en la fosa de Pico Reja no deberá estar, al ser la primera que recibió los cuerpos de los asesinados en los primeros meses de la represión militar fascista.


Fuentes bliográficas:

-MÁRQUEZ GARCÍA, José María, LAS VÍCTIMAS DE LA REPRESIÓN MILITAR EN LA PROVINCIA DE SVILLA (1936-1963), Aconcagua, Sevilla, 2012
-BARRAGÁN REINA, RamónCANTILLANA II REPÚBLICA. LA ESPERANZA ROTA. Muñoz Moya Editores, 2006; y DE LA CLANDESTINIDAD A LA LIBERTAD CONQUISTADA. Antifranquismo y lucha obrera en la Vega Media del Guadalquivir, Ed. Círculo Rojo, El Egido-Almeria, 2014.
-Investigaciones personales de EVA RUIZ FERNANDEZ (2010) y RAFAEL ESTÉVEZ GURRERO (S/F)

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