Una historia del siglo pasado de unos vecinos de
nuestro pueblo, La Algaba-
Cuentan los testigos de aquel acontecimiento que el prelado de Sevilla, el
arzobispo Marcelo Spinola, a la cincos de la tarde de aquel sábado de 3 de
diciembre de 1904, mandó tocar las campanas de la Catedral, cruzó la plaza que
separa el palacio arzobispal de la Puertas de Palos, y subiendo al paso de la
Virgen de los Reyes, puso en sus manos un telegrama diciendo:
“Señora, ahora bien puede ser usted coronada, pues has escuchado las
oraciones de esta ciudad clamando para que no no maten a uno de su
hijo ”.
-¿Qué decía ese telegrama y quién lo mandaba?-
“Para gloria de la Virgen de los Reyes, cuya coronación celebra
mañana Sevilla entera, y con íntima satisfacción de mi alma, de la que
participará esa noble ciudad, he indultar de la pena muerte a Miguel Molina
Moreno. “
El remitente, el monarca Alfonso XIII desde el Palacio Real de
Oriente.
-En la Capital y en La Algaba-
Poco después el alcalde de La Algaba , Diego Carbonell Herrera, recibían un
llamada del diputado por Sevilla, D. Manuel Clavijo , comunicándole que al
paisano de ambos, Miguel Molina Moreno, le había sido conmutada por cadena
perpetua la ya pronta aplicación de pena de muerte a garrote vil. Y de esta
forma las campanas del la Parroquia de Nuestras Señora de las Nieves se unieron
a las de su hermana mayor de la Catedral de Sevilla.
Gran regocijo se daba tanto en La Algaba como en Sevilla de donde una
semana ante saliese una comisión anunciada por el Senador Conservador Sr. Ibarra.
Esta comisión estaba presidida por el Arzobispo Marcelo Spínola- ¿su
intención? - gestionar el indulto de Miguel Molina. La respuesta no
hizo esperar tras tal anuncio de parte del ministro de Gracia y Justicia,
el Sr. Maura, quien dijo que bien podrían ahorrarse el
viaje, pues el Consejo de Ministro había examinado detenidamente el
expediente varias veces, la última a petición de su rival político, Rodríguez
de Borbolla, senador del partido liberal por Sevilla, al que
acompaño su amigo D. Manuel Clavijo, diputado provincial, el Juez,
el sacerdote, el alcalde y su primer teniente del pueblo de origen
del condenado a muerte, La Algaba, quienes se entrevistaron con él
el mes de junio. Lo cierto es que si bien aquella visita del mes junio no logró
la conmutación de la pena a garrote vil de Miguel, sí
propiciaría la de su hermana Dolores a quien el 14 de noviembre el Tribunal
Supremo estimó su recurso rebajándole la pena de muerte a la de cadena
perpetua.
¿Quién eran estos dos vecinos de La Algaba? ¿Qué actos
cometieron?
La respuesta es fácil, Miguel fue el autor confeso de la muerte de su
cuñado, al que luego descuartizó con la ayuda de su hermana, arrojando los
restos en unos sacos al río Guadalquivir. Fue el
parricidio denominado por la prensa como “El Crimen del Hombre
Descuartizado” que conmocionó a la Ciudad de Sevilla pasado solo tres años del
nuevo siglo XX.
El asesinato, si bien fue cometido la noche del viernes 4 de septiembre de
1903, los primero restos, los últimos que Miguel arrojase al río, la cabeza y
un trozo del cuerpo de Cayetano Álvarez Muñoz, fueron descubiertos poco después
en la mañana del domingo 6 de septiembre.
Durante la mañana del lunes se fueron encontrando los otros cuartos bulto
que restaban. El primero de ellos, que contenía dos antebrazos
desarticulados, el derecho presentaba una herida lateral, y dos
manos gordas y callosas. Estos fueron entregado al Juez el Señor Carasony y al
teniente fiscal de la Audiencia.
A la misma hora, un muchacho encontraba cerca otro envoltorio, que
contenía un femur con carne, un pie, el tercio superior de un hombro y la
pared anteroizquierda del pecho.
Más tarde, en el muelle y el sitio conocido con el nombre de Espigones, un
carabinero vio otro envoltorio, que contenía otro pie, los humeros de
ambos brazos, varios trozos de vientre y otros restos.
Y por la tarde apareció el último saco con otros pedazos en el
Guadalquivir, junto a la Pasarela.
En un principio la policía barajaba dos hipotesis. La primera que se
tratase de los restos de un maestro de escuela, que faltaba de su domicilio
desde hacía cinco dias. Y la segunda la de un vecino del cercano pueblo de
Arahal, y de quien se temía que hubiese sido victima de un ajuste de cuenta por
haber denunciado un contrabando de tabaco. Pero ambas se cayeron cuando, el
primero fue hallado en el pueblo de Camas y del segundo se supo que se
encontraba en un buen estado.
Con ello se desvanecía toda posibilidad de reconocer el cadáver cuando
un guardia municipal, Francisco Martínez, que estuvo viendo los restos
encontrado el primer saco, creyó reconocer la cabeza de un
trabajador de la estación de Cádiz, pero no estando del todo seguro,
pues la persona de quien creía eran los restos era bizco, pero
curiosamente aquella cabeza tenía los dos ojos saltados. Así pues, creyó
conveniente acudir al factor de la estación de Cádiz, Cándido Goméz
Herrera. Éste acudiendo sin dilación a la jefatura de policía, y viendo
el cadáver, confirmó que el muerto era Cayetano Álvarez, pesador en
la estación.
Abierta esta nueva línea de investigación, la policia tiene conocimiento de
que Cayetano no se le había visto por la estación desde que el viernes cobrase
su mensualidad de sesenta y seis pesetas. Por lo que decide llegarse a su
domicilio en Casa Pascual en calle Gayangos Nº 34 donde vivía con su mujer
Dolores, su hija de 5 años y su cuñado. Pero al no
encontrarlos allí, preguntaron en el vecindario y les
informaron que aquella familia se había marchado el sábado de forma
urgente, según creía a una casa en la calle General Castaño. La
policía tras realizar ciertas averiguaciones, da con el nuevo domicilio de
los hermanos Molina en la calle antes indicada, en el número
17.
La policía después de instruir las primeras diligencias, a las ocho de
la noche, el inspector de policía Sr. Igea, dispuso la detención su cuñado
Miguel y lo llevaron ante el cadáver de Cayetano para que lo reconociese.
Al ver Miguel su cabeza, se estremeció y contestó nervioso a las preguntas
que el Sr. Igea le dirigiera. Y , aun cuando trataba de aparentar
tranquilidad, no podía ocultar la impresión que le estaba causando
el interrogatorio.
Una vez practicada la diligencias referida en el anfiteatro, fue trasladado
al palacio de Justicia, donde se constituyo el Juzgado formado por Sr.
Carazony, el actuario Sr. Rojas y el oficial Sr. Barruel. E igual hicieron con
la mujer de la victima Dolores Molina, y su la hija. Miguel en todo momento
mantenía su inocencia antes el señor juez.
Mientras esperaba Miguel Molina las órdenes del juzgado en el patio del
Palacio de Justicia, se acercó a él sargento de la guardía civil Sr. Cabreiro y
sin dudarlo un momento le preguntó:
“Miguel donde tiene usted el baúl en que trasladaste
el cadaver de tu cuñado. Sabemos que que lo sacastes de Casa de
Pascual Gayangos nº 34”.
Sorprendido Miguel por al pregunta, no supo al principio que contestar,
pero al considerarse perdido, viendo que el sargento conocía detalles del
crimen, le manifestó que quería decirle cuatro palabras. El sargento Cabreiros
le llevó a un rincón del patio, y allí se confesó autor del crimen
indicándole:
“Mi sargento, podrá usted encontrar el baúl
en el nº 5 de la calle González Cuadrado . Lo llevé allí porque el
dueño, un amigo mio, no vive desde hace algún tiempo aquí en Sevilla y me dejó
la llave para que le cuidase la casa”.
El Sr. Cabreiros entró seguidamente en la sala del Juzgado y dio cuenta al
Sr. Carazony de la confesión hecha a Miguel Molina. El Juez no lo pensó
dos veces y salió inmediatamente en su coche en compañía del fiscal, del
sargento y de los cabos Martín y Fuentes, comandantes de los puestos del Parque
y Puerta de San Juan a la calle González Cuadrado. Allí encontró el baúl y en
su interior una una manta, la ropa de la victima lavada y dos cuchillos grandes
de hojas anchas como los que usan los carniceros para descuartizar, dos navajas
de afeitar y dos cuchillos de cocina. El baúl fue trasladado al Palacio de
Justicia.
He aquí recogido en un periódico de la época.
El HOMBRE
DESCUARTIZADO
____________
(Por telegrama)
(De nuestro corresponsal)
Los autores – El día del
Crimen- Envoltorios del Cadáver- Los móviles.
Sevilla 8 (2.20 t.)
El hecho se realizó dentro de la habitación de Cayetano, Casa
Pascual Gayangos, 34.
El sábado se mudaron el asesino y su cómplice a la calle del General Castaños, numero 17, trasladando el cadáver envuelto en tela de colchones dentro de un baúl.
Molina compró después dos cuchillos de carnicero y dos navajas barberas con cuyos instrumentos descuartizó el cadáver.
Con los trozos resultantes hizo cinco bultos, envueltos en lona y amarrados con una cuerda, arrojándolo al rio.
El último envoltorio contenía la cabeza y un trozo del cuerpo, que se descubrió en la mañana del domingo.
La ropa de la víctima y los instrumentos descuartizadores fueron llevados por el criminal dentro de un baúl a la casa de un amigo, ausente de Sevilla.
Además de Molina, ha sido detenida la mujer del muerto, creyéndose que entre ambos lo mataron a martillazos.
El móvil del delito parece ser que fue por antiguos resentimientos. Madera
Odios Antiguos- ¿Amores incestuosos?- La noche del Crimen- Fuerte altercado- Muerte a martillazos-.
Sevilla 8 (2.20 t.)
Se sabe positivamente que el asesino sentía un gran odio contra su cuñado.
Hablase también de amores incestuosos entre los hermanos Molina.
El asesino vivía con el matrimonio desde su regreso de ultramar en 1895, existiendo frecuentes disgustos entre ambos cuñados, inclinándose siempre la mujer de la víctima del lado de su hermano.
Una vez Cayetano Alvares quiso ausentarse de Sevilla con su mujer, oponiéndose terminantemente ésta, diciendo que de ningún modo abandonaría a su hermano.
Los dos cuñados apenas se hablaban.
La victima dormía en una habitación alejada. Su mujer descansaba en la misma de su hermano.
La noche anterior al crimen, Cayetano expresó a su esposa el deseo de separarse, llevándose consigo a su hija. Entonces se promovió un fuerte altercado entre los cuñados, dando un gran empujón a Molina. Este se marchó a la calle, regresando a altas horas de las madrugadas, y descargando fuerte martillazo en la cabeza de su víctima dormida.
La muerte debió de ser instantánea.
La mujer no se apercibió del hecho hasta después de realizado. – Madera.
Declaraciones del criminal-Cinismo repugnante-Convicto y Confeso-Aspecto de los Asesinos- Impresión penosa-Elogios a la Autoridad.
Sevilla 8 (2,30 t)
Molina negó tercamente que su hermana tomara parte den el asesinato.
Con gran cinismo asegura que el cadáver resucitase volvería a matarle.
Al principio negaba su delito, confesándose más tarde autor de él, ante las habilidosas preguntas del sargento de la Guardia Civil Cabreiro. Este le preguntó por el baúl, inmutándose grandemente el asesino.
Tiene aspecto repulsivo, es de baja estatura, delgado, moreno y con bigote negró, su rostro expresa crueldad.
Dolores Molina, esposa del la víctima y hermana del asesino, es gruesa, morena de fracciones desagradables.
La hija del matrimonio tiene cuatro años de edad.
Los hermanos Molina háyanse incomunicados.
La impresión causada por el crimen es borrosa, siendo el tema de las conversaciones.
Las autoridades son muy elogiadas por su actividad en el descubrimiento de este horrible crimen.
El juzgado continúa trabajando en el esclarecimiento de los hechos.
El sábado se mudaron el asesino y su cómplice a la calle del General Castaños, numero 17, trasladando el cadáver envuelto en tela de colchones dentro de un baúl.
Molina compró después dos cuchillos de carnicero y dos navajas barberas con cuyos instrumentos descuartizó el cadáver.
Con los trozos resultantes hizo cinco bultos, envueltos en lona y amarrados con una cuerda, arrojándolo al rio.
El último envoltorio contenía la cabeza y un trozo del cuerpo, que se descubrió en la mañana del domingo.
La ropa de la víctima y los instrumentos descuartizadores fueron llevados por el criminal dentro de un baúl a la casa de un amigo, ausente de Sevilla.
Además de Molina, ha sido detenida la mujer del muerto, creyéndose que entre ambos lo mataron a martillazos.
El móvil del delito parece ser que fue por antiguos resentimientos. Madera
Odios Antiguos- ¿Amores incestuosos?- La noche del Crimen- Fuerte altercado- Muerte a martillazos-.
Sevilla 8 (2.20 t.)
Se sabe positivamente que el asesino sentía un gran odio contra su cuñado.
Hablase también de amores incestuosos entre los hermanos Molina.
El asesino vivía con el matrimonio desde su regreso de ultramar en 1895, existiendo frecuentes disgustos entre ambos cuñados, inclinándose siempre la mujer de la víctima del lado de su hermano.
Una vez Cayetano Alvares quiso ausentarse de Sevilla con su mujer, oponiéndose terminantemente ésta, diciendo que de ningún modo abandonaría a su hermano.
Los dos cuñados apenas se hablaban.
La victima dormía en una habitación alejada. Su mujer descansaba en la misma de su hermano.
La noche anterior al crimen, Cayetano expresó a su esposa el deseo de separarse, llevándose consigo a su hija. Entonces se promovió un fuerte altercado entre los cuñados, dando un gran empujón a Molina. Este se marchó a la calle, regresando a altas horas de las madrugadas, y descargando fuerte martillazo en la cabeza de su víctima dormida.
La muerte debió de ser instantánea.
La mujer no se apercibió del hecho hasta después de realizado. – Madera.
Declaraciones del criminal-Cinismo repugnante-Convicto y Confeso-Aspecto de los Asesinos- Impresión penosa-Elogios a la Autoridad.
Sevilla 8 (2,30 t)
Molina negó tercamente que su hermana tomara parte den el asesinato.
Con gran cinismo asegura que el cadáver resucitase volvería a matarle.
Al principio negaba su delito, confesándose más tarde autor de él, ante las habilidosas preguntas del sargento de la Guardia Civil Cabreiro. Este le preguntó por el baúl, inmutándose grandemente el asesino.
Tiene aspecto repulsivo, es de baja estatura, delgado, moreno y con bigote negró, su rostro expresa crueldad.
Dolores Molina, esposa del la víctima y hermana del asesino, es gruesa, morena de fracciones desagradables.
La hija del matrimonio tiene cuatro años de edad.
Los hermanos Molina háyanse incomunicados.
La impresión causada por el crimen es borrosa, siendo el tema de las conversaciones.
Las autoridades son muy elogiadas por su actividad en el descubrimiento de este horrible crimen.
El juzgado continúa trabajando en el esclarecimiento de los hechos.
El último día de aquel año de 1903 fue señalada la vista para los días 19
al 22 de enero, hecho que fue aprovechado por Miguel Molina para
dirigir una carta al presidente de la Audiencia diciendo que habiendo
leído el escrito del calificación del fiscal, se ratifica en las
declaraciones que prestó al instruirse el sumario ampliándolo con algún
nuevos detalles. Insistió en aquella carta que cometió sólo el asesinato y
añadió que pretendió buscar un piso bajo con corral para enterrar en éste el
cadáver de su cuñado. Y al no serle posible encontrarlo, decidió descuartizar el
cuerpo y arrojarlo, en trozos, al río. Queda claro por
tanto, y una vez más, la obsesión de Miguel por salvar a su hermana Dolores. A
quien en todo momento se refiere como su madre.
Prometo volver para contaros como se desarrollaron las vistas, cual fue la
condena, los indultos y la escapada de Miguel de la Cárcel.