domingo, 1 de julio de 2018

La Algaba, Sevilla, un asesinato y la Coronación de la Virgen de los Reyes


Una historia del siglo pasado de unos vecinos de nuestro pueblo, La Algaba-

Cuentan los testigos de aquel acontecimiento que el prelado de Sevilla, el arzobispo Marcelo Spinola, a la cincos de la tarde de aquel sábado de 3 de diciembre de 1904, mandó tocar las campanas de la Catedral, cruzó la plaza que separa el palacio arzobispal de la Puertas de Palos, y subiendo al paso de la Virgen de los Reyes, puso en sus manos un telegrama diciendo: 

Señora, ahora bien puede ser usted coronada, pues has escuchado las oraciones  de esta ciudad clamando para que no no maten a uno de su hijo ”.

-¿Qué decía ese telegrama y quién lo mandaba?-

 “Para gloria de la Virgen de los Reyes, cuya coronación celebra mañana Sevilla entera, y con íntima satisfacción de mi alma, de la que participará esa noble ciudad, he indultar de la pena muerte a Miguel Molina Moreno. “

El remitente, el monarca Alfonso XIII desde el Palacio Real de Oriente.

-En la Capital y en La Algaba-

Poco después el alcalde de La Algaba , Diego Carbonell Herrera, recibían un llamada del diputado por Sevilla, D. Manuel Clavijo , comunicándole que al paisano de ambos, Miguel Molina Moreno, le había sido conmutada por cadena perpetua la ya pronta aplicación de pena de muerte a garrote vil. Y de esta forma las campanas del la Parroquia de Nuestras Señora de las Nieves se unieron a las de su hermana mayor de la Catedral de Sevilla.

Gran regocijo se daba tanto en La Algaba como en Sevilla de donde una semana ante saliese una comisión anunciada por el Senador Conservador Sr. Ibarra. Esta comisión estaba presidida por el Arzobispo Marcelo Spínola-  ¿su intención? -  gestionar el indulto de Miguel Molina. La respuesta no hizo esperar tras tal anuncio de parte del ministro de Gracia y Justicia, el  Sr. Maura, quien dijo que bien podrían ahorrarse el viaje,  pues el Consejo de Ministro había examinado detenidamente el expediente varias veces, la última a petición de su rival político, Rodríguez de  Borbolla, senador del partido liberal por Sevilla, al que acompaño su amigo D. Manuel Clavijo,  diputado provincial, el Juez, el sacerdote,  el alcalde y su primer teniente del pueblo de origen del condenado a muerte, La Algaba, quienes  se entrevistaron con él el mes de junio. Lo cierto es que si bien aquella visita del mes junio no logró la conmutación de  la pena a garrote vil de Miguel,  sí propiciaría la de su hermana Dolores a quien el 14 de noviembre el Tribunal Supremo estimó su recurso rebajándole la pena de muerte a la de cadena perpetua.  

¿Quién eran estos dos vecinos de La Algaba? ¿Qué actos cometieron?

 La respuesta es fácil, Miguel fue el autor confeso de la muerte de su cuñado, al que luego descuartizó con la ayuda de su hermana, arrojando los restos en unos sacos al río Guadalquivir. Fue el parricidio  denominado por la prensa como “El Crimen del Hombre Descuartizado” que conmocionó a la Ciudad de Sevilla pasado solo tres años del nuevo siglo XX. 

El asesinato, si bien fue cometido la noche del viernes 4 de septiembre de 1903, los primero restos, los últimos que Miguel arrojase al río, la cabeza y un trozo del cuerpo de Cayetano Álvarez Muñoz, fueron descubiertos poco después en la mañana del domingo 6 de septiembre.  

Durante la mañana del lunes se fueron encontrando los otros cuartos bulto que restaban.  El primero de ellos, que contenía dos antebrazos desarticulados, el derecho presentaba una herida lateral,  y dos manos gordas y callosas. Estos fueron entregado al Juez el Señor Carasony y al teniente fiscal de la Audiencia.

A la misma hora, un muchacho encontraba cerca otro envoltorio, que contenía un femur con carne, un pie, el tercio superior de un hombro y la pared anteroizquierda del pecho.

Más tarde, en el muelle y el sitio conocido con el nombre de Espigones, un carabinero vio otro envoltorio, que contenía otro pie, los humeros de ambos brazos, varios  trozos de vientre y otros restos.

Y por la tarde apareció el último saco con otros pedazos en el Guadalquivir, junto a la Pasarela.

En un principio la policía barajaba dos hipotesis. La primera que se tratase de los restos de un maestro de escuela, que faltaba de su domicilio desde hacía cinco dias. Y la segunda la de un vecino del cercano pueblo de Arahal, y de quien se temía que hubiese sido victima de un ajuste de cuenta por haber denunciado un contrabando de tabaco. Pero ambas se cayeron cuando, el primero fue hallado en el pueblo de Camas y del segundo se supo que se encontraba en un buen estado.

Con ello se desvanecía toda posibilidad de reconocer el cadáver cuando un guardia municipal, Francisco Martínez, que estuvo viendo los restos encontrado el primer saco, creyó  reconocer la cabeza de un trabajador de  la estación de Cádiz, pero no estando del todo seguro, pues la persona de quien creía eran los restos era bizco, pero curiosamente aquella cabeza tenía los dos ojos saltados. Así pues, creyó conveniente acudir al factor de la estación de Cádiz, Cándido Goméz Herrera. Éste  acudiendo sin dilación a la jefatura de policía, y viendo el cadáver,  confirmó que el muerto era Cayetano Álvarez, pesador en la estación.

Abierta esta nueva línea de investigación, la policia tiene conocimiento de que Cayetano no se le había visto por la estación desde que el viernes cobrase su mensualidad de sesenta y seis pesetas. Por lo que decide llegarse a su domicilio en Casa Pascual en calle Gayangos Nº 34 donde vivía con su mujer Dolores, su hija de 5 años y su cuñado. Pero al no encontrarlos allí,  preguntaron en el vecindario y les informaron que aquella familia se había marchado el sábado de forma urgente, según creía a una casa en la calle General Castaño. La policía tras realizar ciertas averiguaciones, da con el nuevo domicilio de los hermanos Molina en la calle antes indicada,  en el número 17. 

La policía después de instruir las primeras diligencias, a las ocho de la noche, el inspector de policía Sr. Igea, dispuso la detención su cuñado Miguel y lo llevaron ante el cadáver de Cayetano para que lo reconociese. Al ver Miguel su cabeza, se estremeció y contestó nervioso a las preguntas que el Sr. Igea le dirigiera. Y , aun cuando  trataba de aparentar tranquilidad,  no podía ocultar la impresión que le estaba causando el interrogatorio. 

Una vez practicada la diligencias referida en el anfiteatro, fue trasladado al palacio de Justicia, donde se constituyo el Juzgado formado por Sr. Carazony, el actuario Sr. Rojas y el oficial Sr. Barruel. E igual hicieron con la mujer de la victima Dolores Molina, y su la hija. Miguel en todo momento mantenía su inocencia antes el señor juez.

Mientras esperaba Miguel Molina las órdenes del juzgado en el patio del Palacio de Justicia, se acercó a él sargento de la guardía civil Sr. Cabreiro y sin dudarlo un momento le preguntó:

“Miguel donde tiene usted el baúl en que trasladaste el cadaver de tu cuñado. Sabemos que que lo sacastes de  Casa de Pascual Gayangos nº 34”.

Sorprendido Miguel por al pregunta, no supo al principio que contestar, pero al considerarse perdido, viendo que el sargento conocía detalles del crimen, le manifestó que quería decirle cuatro palabras. El sargento Cabreiros le llevó a un rincón del patio, y allí se confesó autor del crimen indicándole: 

“Mi sargento, podrá usted encontrar el baúl en el nº 5  de la calle González Cuadrado . Lo llevé allí porque el dueño, un amigo mio, no vive desde hace algún tiempo aquí en Sevilla y me dejó la llave para que le cuidase la casa”.

El Sr. Cabreiros entró seguidamente en la sala del Juzgado y dio cuenta al Sr. Carazony de la confesión hecha a Miguel Molina. El Juez no lo pensó dos veces y salió inmediatamente en su coche en compañía del fiscal, del sargento y de los cabos Martín y Fuentes, comandantes de los puestos del Parque y Puerta de San Juan a la calle González Cuadrado. Allí encontró el baúl y en su interior una una manta, la ropa de la victima lavada y dos cuchillos grandes de hojas anchas como los que usan los carniceros para descuartizar, dos navajas de afeitar y dos cuchillos de cocina. El baúl fue trasladado al Palacio de Justicia.

 He aquí recogido en un periódico de la época.

El HOMBRE DESCUARTIZADO
                                                   ____________

(Por telegrama)
(De nuestro corresponsal)

Los autores – El día del Crimen- Envoltorios del Cadáver- Los móviles.
Sevilla 8 (2.20 t.)

El hecho se realizó dentro de la habitación de Cayetano, Casa Pascual  Gayangos, 34.
El sábado se mudaron el asesino y su cómplice a la calle del General Castaños, numero 17, trasladando el cadáver envuelto en tela de colchones dentro de un baúl.
Molina compró después dos cuchillos de carnicero y dos navajas barberas con cuyos instrumentos descuartizó el cadáver.
Con los trozos resultantes hizo cinco bultos, envueltos en lona y amarrados con una cuerda, arrojándolo al rio.
El último envoltorio contenía la cabeza y un trozo del cuerpo, que se descubrió en la mañana del domingo.
La ropa de la víctima y los instrumentos descuartizadores fueron llevados por el criminal dentro de un baúl a la casa de un amigo, ausente de Sevilla.
Además de Molina, ha sido detenida la mujer del muerto, creyéndose que entre ambos lo mataron a martillazos.
El móvil del delito parece ser que fue por antiguos resentimientos. Madera

Odios Antiguos- ¿Amores incestuosos?- La noche del Crimen- Fuerte altercado- Muerte a martillazos-.
Sevilla 8 (2.20 t.)

Se sabe positivamente que el asesino sentía un gran odio contra su cuñado.
Hablase también de amores incestuosos entre los hermanos Molina.
El asesino vivía con el matrimonio desde su regreso de ultramar en 1895, existiendo frecuentes disgustos entre ambos cuñados, inclinándose siempre la mujer de la víctima del lado de su hermano.
Una vez Cayetano Alvares quiso ausentarse de Sevilla con su mujer, oponiéndose terminantemente ésta, diciendo que de ningún modo abandonaría a su hermano.
Los dos cuñados apenas se hablaban.
La  victima dormía en una habitación alejada. Su mujer descansaba en la misma de su hermano.
La noche anterior al crimen, Cayetano expresó a su esposa el deseo de separarse, llevándose consigo a su hija. Entonces se promovió un fuerte altercado entre los cuñados, dando un gran empujón a Molina.  Este se marchó a la calle, regresando a altas horas de las madrugadas, y descargando fuerte martillazo en la cabeza de su víctima dormida.
La muerte debió de ser instantánea.
La mujer no se apercibió del hecho hasta después de realizado. – Madera.

Declaraciones del criminal-Cinismo repugnante-Convicto y Confeso-Aspecto de los Asesinos- Impresión penosa-Elogios a la Autoridad.
Sevilla 8 (2,30 t)

Molina negó tercamente que su hermana tomara parte den el asesinato.
Con gran cinismo asegura que el cadáver resucitase volvería a matarle.
Al principio negaba su delito, confesándose más tarde autor de él, ante las habilidosas preguntas del sargento de la Guardia Civil Cabreiro. Este le preguntó por el baúl, inmutándose grandemente el asesino.
Tiene aspecto repulsivo, es de baja estatura, delgado, moreno  y con bigote negró, su rostro expresa crueldad.
Dolores Molina, esposa del la víctima y hermana del asesino, es gruesa, morena de fracciones desagradables.
La hija del matrimonio tiene cuatro años de edad.
Los hermanos Molina háyanse incomunicados.
La impresión causada por el crimen es borrosa, siendo el tema de las conversaciones.
Las autoridades son muy elogiadas por su actividad en el descubrimiento de este horrible crimen.
El juzgado continúa trabajando en el esclarecimiento de los hechos.

El último día de aquel año de 1903 fue señalada la vista para los días 19 al 22 de enero, hecho que fue aprovechado por Miguel Molina para dirigir una carta al presidente de la Audiencia diciendo que habiendo leído el escrito del calificación del fiscal, se ratifica en las declaraciones que prestó al instruirse el sumario ampliándolo con algún nuevos detalles. Insistió en aquella carta que  cometió sólo el asesinato y añadió que pretendió buscar un piso bajo con corral para enterrar en éste el cadáver de su cuñado. Y al no  serle posible encontrarlo, decidió descuartizar el cuerpo y arrojarlo, en trozos, al río.  Queda claro por tanto, y una vez más, la obsesión de Miguel por salvar a su hermana Dolores. A quien en todo momento se refiere como su madre. 

Prometo volver para contaros como se desarrollaron las vistas, cual fue la condena, los indultos y la escapada de Miguel de la Cárcel.



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