AQUELLAS NOCHES DE VERANO |
Si alguien se acerca a estas páginas buscando
encontrar parte de la historia del Pueblo de La Algaba tengo que
desilusionarle, pues no van de ello. Ahora bien, si lo que buscan es bucear en su memoria colectiva, creo que han
acertado. Como psicólogo cada vez voy dando más importancia no
tanto a los hechos en sí, si no a como
éstos me son devueltos por aquellas personas que me los entregan. Es decir, cómo
ha vivenciado el espectador una determinada realidad. Por tanto, dejo al
historiado la descripción objetiva de la historia, tocándome
a mí la recopilación de esa otra verdad más subjetiva que, tamizada por los
reminiscencias previas, sentimientos y estado de ánimo de quien los evoca
TORRE DE LOS GUZMANES |
Aquí, como el resto de la geografía española, el cine “Tristán”, como “cine de invierno” en la prolongación de la calle Rodríguez de Borbolla, o “Bazán” y “Recreo” ,como "cines de verano" en calle Manuel Moreno y Córdoba, estaban llamados a convertirse en grandes ventanales abiertos a un mundo en la mayoría de las ocasiones allende de los mares o mudabansen, cuando así se requería, en teatros o local donde celebrar festivales.
CAMPANARIO DE LA IGLESIA Nª SEÑORA DE LA NIEVES |
Los hombres, y algunas mujeres, sobre todo las
solteras, se dedicaban al campo como jornaleros/as empleados/as en las tareas
de escaldado, aclarado y recogida del algodón, del segado y trillado de trigo o
descamisado y desgranado del maíz y ,como no, en la recolección y empapelado de la naranja para la exportación. Otras “servían”
en “las casas de la gente bien de Sevilla” o vendían en la Plaza de la
Encarnación o Feria tacasnina, espinacas o productos artesanales tales como las
escobas que previamente adquirían al padre de Candelaria, la abuela de Diego
Tristán. o cestas de palma de fabricación casera. A todas ellas se les veían a
horas tempranas formando bulliciosas y desordenadas filas, casi nunca
respetada, en la calle del “Compas” o calle “Sevilla” desde la cera del actual
Banco Popular de Andalucía hasta la fuente de la Virgen del Rocío. Era la única
parada del autobús de la empresa “Landa” en el pueblo. Autobús que, tras dejar
la carretera con dirección a Santiponce, bajaba la cuesta de la Calle Sevilla frente al antiguo Cementerio,
llegaba hasta la calle de la Torre y dando la vuelta, se disponía en posición
de salir de nuevo para la puerta de la Macarena. Al principio el viaje Sevilla- La Algaba y Viceversa costaba un real
(25 céntimos de peseta) y ya en el años 1935, sería siete chicas (35
céntimos) o tres perras gordas (30
céntimos) y una perra chica (5
céntimos). Justo allí, en el ”Compas”, se montaba unos
sombrajos, tenderetes improvisados, en los que se apilaban los productos del
campo para su venta. Era la plaza de abasto y en ella, como no podía ser de
otra forma, un bar, “marquesina” donde hacer tiempo y resguardarse de
intemperie mientras venía el autobús, donde poder tomar aguardiente y coñac en invierno y agua fresca en verano. El único bar donde a las mujeres le estaba permitida su entrada y estancia. Era el bar de "Migel de la Morena" en la casa donde hoy se encuentra la tienda de "Asunción la Maestrante".
CALLE SEVILLA O "COMPAS" |
Por último, mujeres que lavaban la ropa en la ribera o el salidero de los filtro, camino del actual cementerio, temerosas en los días de tormentas que un rayo le alcanzase tal como ocurrió a una mujer a finales del siglo XIX y cuya historia fue pasando de boca en boca de generación en generación.
Todo concluía cuando el calor apretaba y Dolores, “La niña del Jeromito el Guardia”, agitando su vestido, lanzaba a voz en grito toda una retahíla de improperio con la intención de que se despertase la Bejarana, briza de la noche veraniega. Especial jaculatoria con la que Dolores lograba ruborizar a los más pequeños y la hilaridad en los adultos.
Y así se iban
desarrollando las noches de verano hasta que el frio las noches finales de
agostos y el agotamiento de las vacaciones de mi padre obligaban a acostarse
antes.
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